¿Es un libro equipaje de mano? Para Ryanair, sí. Para esa compañía de low cost y low responsabilidad social corporativa, un libro; una chaqueta por si hace frío en el avión o un paraguas que no cabe en la maleta son un bulto. Y un bulto es lo que permiten en la mano. Solo eso.
Eso significa que el pasajero debe optar entre el bolso con su cartera o la chaqueta, a no ser que se la ponga; entre un libro para leer y el bolso, a no ser que lo meta dentro (el libro, se entiende); o bien entre el paraguas y el bolso, a no ser que se endiñe el bolso como pancha de embarazada y lleve el paraguas en la mano. No pongan esa cara, yo he visto hacer cosas por Ryanair que ustedes no creerían.
Una servidora sin ir más lejos tomó la costumbre, cuando tenía que ir mucho a Londres, de utilizar siempre una maleta pequeña. Solo iba de fin de semana y la llevaba vacía porque iba a casa pero era la única forma de estar tranquila sabiendo que en ella caben libros, bolsos y paraguas, más regalos, caprichos del duty free o una chaqueta por si hace frío.
Cualquier cosa es válida con tal de no discutir con ellos a pie de pista, como hizo la pasajera que fue desalojada por la Guardia Civil. No era una terrorista de colmillos afilados. Su amenaza era una bolsa de plástico con un libro y otra, con un póster o algo semejante. Peligrosísimo. Una amenaza para la aeronáutica moderna. Si vuelas en Ryanair, no leas. Es el eslogan que podría ilustrar su caso.
Enfrentarse a esta compañía es perder el tiempo y la paciencia. Para ella, los pasajeros son ganado que transportar al menor coste posible. En cuanto contratan sus “servicios”, están en sus manos.
Por eso desde entonces ya no vuelo con Ryanair. Por dignidad. Porque me niego a engordar una máquina de hacer dinero pisoteando al pasajero. E imagino que también al trabajador. Por no merecer, no merecen ni la delicadeza y la infinita paciencia de la Guardia Civil.