Uno, que no sabía nada de economía pero no era necesario. ¿Qué va a serlo? Total, su función era supervisar la marcha de una caja de ahorros, nada más. Para eso, qué mejor que ser ortodoncista, esteticien o ingeniero agrónomo. Por los pulgones, supongo.
El otro, que era de Cuenca, pero sus abuelos, de Alicante. Qué bonita estampa familiar. Me alegro de que cumpliera, quién sabe, si un sueño de los yayos: “algún día, hijo mío, todo esto será tuyo”. Era una versión adelantada de lo ocurrido ayer con el Banco de Inglaterra, para el que nombraron a un canadiense. La diferencia –baladí- es que el canadiense sabe de bancos.
Visto lo visto en la CAM, me pregunto cómo sobrevivió durante tanto tiempo. Supongo que es lo mismo que pensaron quienes vieron hundirse al Titanic desde un bote y les pareció que pasaba una eternidad. Fue solo porque ellos no estaban en la cubierta superior.
Con un consejo de administración lleno de iletrados, pillos y chupópteros lo raro es que la CAM no se hundiera antes. Yo, de haberlo sabido, hubiera mandado a Whisky a ocupar un puesto en el consejo. Estoy segura de que nadie se hubiera extrañado. ¿Que no habla idiomas? ¿Y que? Si los que llevaban la CAM no sabían ni lo que era una caja. Al menos Whisky es un perro fiero que defiende como pocos su casa y sus juguetes. A él no le hubieran robado. No, al menos, sin llevarse un buen susto.
Lo que más me enfada no es que fueran unos completos analfabetos. Nadie es culpable de no conocer un área que no está en su especialidad. Ahí voy. Lo que me enerva es que aceptaran estar en el consejo. Su ignorancia no les disculpa, antes bien, les delata. Quizás con ella eviten la responsabilidad penal pero ninguna más. Ocupar un cargo sin preparación alguna es un acto de irresponsabilidad que evidencia a quien nombra y a quien acepta. Ya lo sé: si por eso fuera, no quedarían ni un justo en Sodoma ni un político en activo.