La Voz de los gitanos
Últimamente, en lugar de ver la tele, veo los programas en el ordenador. No me refiero solo a que los vea en streaming sino a que los sigo a través de lo que se dice en las redes sociales.
Eso hice con la final de La Voz, uno de los programas más vistos de la temporada. Dado que se trataba de cantar, yo hacía mis propias “audiciones a ciegas”, escuchando a los finalistas mientras leía lo que la gente escribía en Twitter.
La experiencia de los debates electorales me daba esperanzas de diversión. Nada ayuda a sobrellevar mejor lo soporífero, largo o lento como comentar con miles de contertulios lo que va sucediendo. A los debates electorales me remito.
Sin embargo, en esta ocasión hubo algo que me amargó la noche. Cosas como éstas: “Un viejo llorón…un gitano maricón…un heavy de pacotilla y una Orco bollera …pero que coño de final es esta??”; “si esto lo decide el publico esta claro quien gana, gitanos hay muchos y esta semana se han hinchado a robar telefonos…” o bien “Jorge ha pedido que adelanten la #FinallaVoz porque mañana madruga mucho para ir a buscar chatarra con la fregoneta”. (Las tildes ausentes venían así de fábrica, no es error de la amanuense).
El problema de las redes sociales es que se parece demasiado a una barra de bar: barriobajera y faltona, si lo es su clientela. Sin embargo, no me preocupa Twitter. Lo malo no es que se escriba sino que se piense así.
Dejé de leer. Es cierto que no era todo igual pero un solo comentario de ese cariz ya me producía acidez. Llevamos décadas de esfuerzo en este país para eliminar los estereotipos, los clichés y los prejuicios contra gitanos, gays o ancianos y de pronto aparece la España profunda y profundamente negra.
Así es Twitter. Un lugar donde lo mismo encuentras un verso de Lorca sobre el Camboiro, “Moreno de verde luna/anda despacio y garboso” que un exabrupto rastrero sobre un concursante gitano. Triste España ésta.