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María José Pou

iPou 3.0

La ley y el mercado

No es legal ni es moral pero se sigue adelante. Sean o no necesarias las medidas extremas de austeridad, las mantenemos aunque nos hayan llevado a un punto de inflexión que exige meditar y decidir si es necesario un cambio de rumbo.

La sentencia del Tribunal Constitucional portugués no es una decisión legal más. Es el símbolo de lo que estamos viviendo. La austeridad extrema no se ajusta a la norma porque supone una discriminación, sin embargo, la reacción de los dirigentes lusos es alarmarse por la reacción de los mercados, por poner en riesgo la credibilidad del país y por el aprieto que eso supone para ajustarse a lo exigido por la UE, no por la pugna entre legalidad, moralidad y enriquecimiento continuado de unos pocos.

Los mercados se olvidan de lo legal y lo moral. O ¿acaso no ha sido eso lo que ha pasado en el mundo hasta que todo estalló en 2008? Eso fue lo que llevó a los comportamientos indecentes de los Lehman Brothers y entidades semejantes. No había límite legal ni ético. No había control. Y seguimos igual por mucho que nos quieran convencer de que el origen de todo han sido nuestras ansias de grandeza con ese “vivíamos por encima de nuestras posibilidades”. Quizás las había pero su peso real en la crisis es tan pequeño en relación a la avaricia de muchos que ofende incluso la comparación.

Vivir sometidos a los mercados es una injusticia y un engaño para los ciudadanos y mucho más ponerlos por encima de la legalidad como denunció uno de los jueces del TC portugués.

La ley sale adelante con el pacto entre los representantes políticos. Las medidas de austeridad y las supuestas “exigencias del mercado” no tienen detrás un aval como el que tiene la norma. Por eso llama la atención que el gobierno portugués se preocupe más por cómo obtener recursos para tapar el agujero creado por la sentencia que por cómo hacer que la vida de sus ciudadanos no sea imposible, sobre todo, de aquellos más desfavorecidos.

No es un problema político el que presenta Portugal. Es el nudo gordiano de la crisis económica, pero sobre todo institucional, que vivimos.

Temas

crisis, pobreza

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.