Estrenarse en RTVV el día en que la Justicia tumba el ERE de Telemadrid solo puede ser o un pronóstico funesto o una llamada de lo Alto a conseguir grandes proezas. Yo me inclino por lo segundo. Es mi vena milagrera, inflamada en la octava de San Vicent Ferrer, que solo espera ver brotar un manantial de agua bendita en Burjassot junto a la parada de metro. Si consiguen reflotar aquello sin hundirse, que se prepare Lourdes, que la vaciamos de peregrinos.
Sin ir más lejos, se trata de que el Ente funcione como debe, que no nos sangre mensualmente y que sea de verdad un servicio público, no el servicio de unos pocos a la vista del público.
En principio no es difícil, habida cuenta de que ha tenido etapas, profesionales y programas que han respondido a eso. O sea, no solo diríamos “se puede” sino “se ha podido”. Lo que parece más complicado es conseguirlo con los medios de los que dispone y con el ambiente creado por unos años de decadencia terminados en un ERE lamentable.
La llegada de la nueva directora y el nuevo consejo no auguran un cambio sustancial sobre todo porque más allá de las buenas intenciones, está la realidad heredada. Lo de Telemadrid es un aviso, y grave, respecto a lo que puede pasar en Valencia. Quien no tiene una demanda en RTVV es porque tiene cinco y quien no tiene cinco es porque las ha puesto él.
En ese contexto, y pendientes de que algunos trabajadores se vayan en los próximos meses, no sería extraño que RTVV siguiera el camino de la televisión autonómica madrileña, al menos, por lo que se refiere a sus argumentos: reducción de presupuesto en un servicio público; los despidos demasiado numerosos o desproporción entre trabajadores y directivos fulminados.
Ya sé que debería de concederles los 100 días de gracia pero en los tiempos que vivimos, en los que la crisis hace que todo vaya muy deprisa, no hay tiempo que perder. Ni siquiera para analizar y criticar la acción pública. En RTVV se ha perdido demasiado tiempo y energías como para tener tres meses de bula. Yo les concedo 100 minutos. Y empiezan a contar en 3, 2, 1. Ya.