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María José Pou

iPou 3.0

Whisky antiescraches

Espero no cruzarme en la carretera con Sigfrid Soria o que mi coche le hunda el parachoques en un alcance o en un semáforo traicionero. Miedo me daría salir del vehículo para rellenar “amistosamente” el parte de accidente del seguro. Tanto, que si me veo en la situación, le tiro la tarjeta de crédito por la ventanilla para que se cobre los daños y me largo antes de que me “arranque la cabeza”.

Entiendo que esté preocupado por si le hacen un escrache en la puerta de casa pero utilizar un tono tan agresivo y amenazante no es la mejor fórmula de serenar los ánimos y evitar más conflictos. Ya sé que es muy fácil hablar desde mi posición. Yo no tengo una tuna reivindicativa bajo mi balcón aunque quizás después de esta columna me la haya ganado a pulso. En cualquier caso, ando tranquila porque tengo a Whisky.

Mi perro es un auténtico perro guardián. Debían de tenerlo en algún terreno rústico hasta que lo abandonaron y el pobre responde a toda amenaza que se le acerque. No hace nada malo. Solo ladra. Avisa, a su manera. Eso incluye a cualquier perro que ose pasar por la puerta de casa cuando él sale o persona que intente entrar en el portal en ese momento. Defiende su espacio como solo lo he visto hacer con su comida o sus juguetes.

Por eso celebro no tener escraches en la calle aunque sé que, si ocurriera, Whisky marcaría los 300 metros sin que tuviera que venir el ministro de Interior a decir que sí, que no, que caiga un chaparrón. Es más, si viniera el mismísimo Fernández Díaz, Whisky lo incluiría en la condición “perroflauta” sin preguntar más. Define perroflauta, me diría.

Sé que no tiene gracia. Ni para quien sufre con un desahucio inhumano ni para quien mira por el balcón sin saber qué habrá debajo. Solo me pregunto qué ocurriría si fueran los antiabortistas, por ejemplo, quienes hicieran lo mismo para exigir a los diputados un cambio legal en nombre de las víctimas de ese otro drama. No propongo que lo hagan. En absoluto. Y mucho menos de forma violenta. Solo planteo si en ese caso estaríamos legitimando o no este tipo de acciones y con qué argumentos.

Enviado desde Tamchekket, Mauritania.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.