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María José Pou

iPou 3.0

El cónsul

Hay un detalle en las imágenes del maratón de Boston que llama la atención. Cuando hace explosión la primera bomba, la gente grita, corre y se aparta del lugar. Excepto policías, servicios sanitarios y periodistas. En el caos se ve a unos cuantos, con chaleco reflectante, acercándose cada vez más para hacer las fotos. Por algo se ha definido al periodista como aquel que quiere entrar cuando todos quieren salir.

Gracias a profesionales como ellos tenemos imágenes de los lugares más terribles del planeta, como Siria, donde mueren a diario muchos más que en Boston. Lo sabemos por los arriesgados que aún se quedan para contarlo.

Es el caso de Manuel Brabo, foto periodista español ganador de un Pulitzer. Tengo una foto suya en el tablón del despacho. Es una “pietà” ligeramente distinta a la clásica. La convencional es la Virgen sosteniendo en sus brazos a Jesús. Una referencia que subyace en la estatua erigida en Berlín a los caídos en la guerra. Una madre con su hijo soldado muerto. Por eso me impactó tanto la foto de Brabo en la que un padre sostiene el cadáver ensangrentado de su niño. Yo la llamo “la pietà” porque no dudo de que San José, de haber vivido, hubiera tenido con su hijo el mismo gesto que María.

Pero las fotos que Brabo publica solo se consiguen arriesgando la propia vida para obtenerlas. Para contar lo que sucede. Para que sepamos.

Los periodistas de Boston corrieron hacia el lugar del que todos huían. Es su papel. Como lo es el de los servicios diplomáticos cuando entre los afectados hay ciudadanos de su país. Aunque no haya víctimas mortales.

Si un periodista corre al lugar del hecho, un cónsul debe abrir el consulado si está cerrado. O hacer horas extras. Como el periodista que, al saber que ha ocurrido algo grave, automáticamente de por hecho que la jornada será larga y llama a casa para decir que “no llegará a cenar”. Así debería actuar una oficina consular. Y ese es el mensaje que ha querido dar el ministro con la destitución del cónsul en Boston. La raíz es la misma: el servicio al ciudadano no tiene hora de cierre.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.