Un dineral
Lo que este país necesita son ministros “amas de casa”. Y que no se me enfaden los caballeros, que utilizo el femenino como concepto. Me da igual que sea un ama que un amo. Estoy exigiendo personas que saben lo que es gastar, que van al mercado con un presupuesto justo y hacen milagros para que, con ese dinero, les dé para comprar carne, pescado, fiambre, fruta y verdura. Y, a veces, hasta les sobra un piquito. Es el “ama de casa” de toda la vida.
Ella (y, ahora, él) es la que interrumpía la discusión familiar sobre si cambiar o no de coche o irse o no de vacaciones a un hotel con un “¡uy, eso es un dineral!”. Y así se zanjaba cualquier intento por emular a los vecinos pijos; toda veleidad absurda o las ínfulas de grandeza de un marido ligeramente tarambana. En una palabra, la que ponía cordura y “trellat” a la marcha de la economía doméstica.
Ayer pensé en ella cuando vi las declaraciones de la ministra Pastor, a pesar de que, en tiempos de recortes, la cartera de Fomento no parece la más popular. Sin embargo, cada vez que habla, gana más su imagen por pura sensatez. Lo vi claro cuando le escuché decir que en lugar del corredor mediterráneo, se iba a construir un tercer carril porque lo otro, en estos tiempos, “es un dineral”.
No dice que no sea una buena idea o que no valga la pena plantearlo. Solo saca la voz del ama de casa, que conoce a fondo las finanzas familiares y el ajuste que hace cada vez que va a la compra y exclama “uy, de eso ni hablar, qué barbaridad”. A ella, más que a nadie, le gustaría reformar la cocina, pintar el comedor y cambiar las alfombras pero sabe que no es el momento. Mucho menos, por tanto, es tiempo comprar un coche nuevo o irse de vacaciones.
Son las “obras faraónicas vacías” a las que se refirió. Esas que, dijo, justifican el “cabreo” de algunos países. Lástima que muchas de ellas las hayan hecho sus compañeros de partido y aún las estemos pagando. ¿Algún responsable? No. Nuestros votos son su aval. Y, sin embargo, aquí hizo falta que más de una vez, alguien como Pastor dijera “¡uy, no, eso es un dineral!”.