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María José Pou

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El otro lado

“Has sido reina, pero también esposa y madre”. Con esas palabras, el rey Guillermo dio las gracias a su madre, la princesa Beatriz de Holanda. Pocas horas antes, cuando todavía era cabeza coronada de los Países Bajos, había puesto el dedo en la llaga al advertir que la Monarquía no puede fundamentarse en el poder: “El poder o la ambición personal no pueden dotar hoy de contenido a la Monarquía, que solo puede existir como servicio a la comunidad”.

La pregunta es si resulta justo en estos momentos exigir tamaño sacrificio a una familia por mucho que así lo hicieran sus antepasados.

A menudo el cuestionamiento de la monarquía viene desde el súbdito que se niega a seguir siéndolo y que no ve en la sangre o la tradición argumento suficiente para que exista la sucesión monárquica en un contexto tan alejado de aquel que le da origen. De ahí la advertencia de la reina. Si en otros tiempos podía servir como fundamento, hoy no tiene sentido que alguien reine por su propio afán de poder.

Sin embargo, el agradecimiento de su hijo me hace verlo desde el otro lado, desde el de sus protagonistas.

En España, en estos tiempos de zozobra para la Casa Real, han circulado todo tipo de reproches sobre el estatus privilegiado de los monarcas. Y es cierto. No sufren el drama del paro, el riesgo de desahucio o el mobbing en el centro de trabajo. Ahora bien, sus privilegios en ocasiones nos impiden ver sus esclavitudes. Aquellas que nombra, sin decirlo, el rey Guillermo.

Un monarca es rey y también esposo, padre o hijo. Su servicio al país incluye la renuncia a una vida normal, como la de cualquier otro ciudadano. ¿Es justo? Cuanto más lo pienso, más creo que no. No es compatible con la democracia, tal y como la entendemos, que a un grupo de ciudadanos les exijamos un sacrificio de tal calibre. Ya sé que han sido educados para eso pero es una discriminación, aunque a menudo la veamos al revés. Somos los poco afortunados quienes nos sentimos discriminados. Pero yo miro las caritas de Leonor y Sofía y pienso que ellas también tienen derecho a no ser reinas; solo esposas y madres.

Temas

poder, Rey

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.