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María José Pou

iPou 3.0

Agonizante Rubalcaba

Hay una doble tragedia en muchas víctimas. A veces, no solo sufren su propia desgracia sino que, además, han de ver cómo se las utiliza. Y si hay algo verdaderamente repugnante es utilizar a quien sufre para el propio beneficio. El problema es dirimir cuándo se hace eso en un contexto en el que no hacerlo también les daña.

Estoy pensando en las víctimas del accidente del metro. Y en Rubalcaba, al que, ahogado como está en su propio fracaso, no le queda otra que venir a ver si obtiene algún rédito en Valencia a cuenta de las víctimas del metro. Suena duro. Lo sé. Tan duro como unas autoridades paralizadas por la enormidad de la tragedia y la evidente responsabilidad pública que no supieron asumir.

Desde el principio sospeché que la costumbre política de morder una presa y no dejarla hasta sacarle todo el jugo, fue en contra de las víctimas. El PP trató el tema como hace con cualquier iniciativa del oponente: negándolo y alejándose de él para que no les perjudicara ante sus votantes. La diferencia era que, por mucho que el PSPV se pusiera debajo del árbol para recoger las aceitunas, la obligación de las autoridades era estar junto a las víctimas, apoyarlas, buscar responsabilidades y depurar lo depurable para asegurarse, al menos, de que jamás vuelva a pasar lo mismo.

Que el enemigo utilizara el accidente para desgastar al partido no era excusa para no actuar como debía un gobierno. Que Rubalcaba lo haga ahora, tampoco. Él mismo se retrata. A la desesperada. Como cuando dice que Rajoy va a aprobar la ley de educación contra todos porque no tiene apoyos. Por mucho que haya críticos y desencantados, que los hay, Rajoy “solo” tiene el apoyo de una mayoría absoluta. Solo, pero no tanto como parece estar el propio Rubalcaba.

Ni los más críticos hubieran imaginado un mandato tan descafeinado y ruinoso para el partido socialista. Y lo peor no es la triste imagen de unos partidos apurando todas las copas, hasta las más terribles. Lo malo es que a las víctimas no les quede otra que lanzarse en brazos de quien les usa con tal de que alguien se ponga de su lado.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.