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María José Pou

iPou 3.0

La conversión de Tamara

Reconozco que siento ante el tema una mezcla de estupefacción, curiosidad y admiración. Que una niña de familia bien, acostumbrada a la vida frívola y acomodada, explique a la prensa cómo ha encontrado la fe resulta inquietante. Pero esa inquietud no viene de una sospecha en torno al peligro sino, todo lo contrario, de la convicción de estar ante algo ciertamente positivo.

Si fuera una mera extravagancia en su vida, Tamara Falcó explotaría el recurso: daría entrevistas, anunciaría sus visitas a la iglesia o encargaría un publirreportaje acerca de su catequesis parroquial. Sin embargo, el hecho de verla tratar el asunto con naturalidad, ingenua sorpresa y discreción me hace sospechar que para ella la fe es algo serio y su proceso de inmersión en una vida fuertemente espiritual, lo más alejado del capricho de moda de la pija de turno.

Hace unos días, la hija más posh de Isabel Preysler se confirmó en Madrid. Nada de ceremonias con exclusivas del ¡Hola! ni con un vestido de marca para la ocasión. Ni tan siquiera con celebración familiar y en capilla privada. Ella escogió La Almudena en una no menos inquietante ceremonia masiva. (A mí cualquier rito religioso de participación masiva me da que pensar pues me parece estar batiendo el Guinnes antes que recogiéndose en oración).

En la explanada, más de 1000 jóvenes fueron confirmados en la fe católica. La hija de Falcó y Preysler entre ellos. Ella, arropada no solo por su madrina sino por quienes la están acompañando en ese camino, los miembros de la Renovación Carismática.

Lo mejor es verla explicar después a los periodistas de la “cosa rosa” que ha descubierto la Biblia, que va a misa, que reza el rosario o que asiste a retiros. Estamos tan acostumbrados a encontrar entre los “vips” pura bazofia espiritual, o a vincular la actividad religiosa a un mero paripé social, que ver cómo una joven, conocedora de la superficialidad mundana, descubre que en el mundo lo banal no merece la pena es asombroso y desconcertante. Por eso la creo más que a otros que van de píos. Porque parece felizmente sorprendida.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.