Mientras las organizaciones internacionales han comenzado a abrir el foco cuando se trata de medir la riqueza, el desarrollo y el bienestar de un país, el gobierno hace lo contrario.
En los últimos años esas magnitudes ya no se calculan solo en función del PIB. El nivel de vida se relaciona con algo más que los bienes que uno posee. Parece razonable habida cuenta de que hay aspectos que no se cuantifican en términos monetarios.
Sin embargo, el anuncio que hizo ayer el gobierno en relación a la concesión de permisos de residencia previo pago está en la línea opuesta. Digo “previo pago” porque en el fondo el dinero va a ayudar a obtener esos permisos. Eso es, en la práctica, lo que significa que se agilicen los permisos cuando alguien invierta 500.000 euros en vivienda o compre deuda pública por valor de dos millones. Hay otros supuestos que parecen menos mercantilistas: crear empleo o invertir en desarrollo científico y tecnológico.
Entiendo que en un momento en el que no hay forma de obtener nuevos ingresos ni de reducir los gastos, hay que ingeniárselas para que el dinero llegue a nuestro país o que, si llega, no se vaya. Sin embargo, oír hablar de que se va a beneficiar a quienes produzcan riqueza y circunscribirlo a quienes compren nuestras casas o nuestra deuda me resulta un tanto mezquino.
¿Acaso no crea riqueza quien trabaja aquí y paga un alquiler con su modesto sueldo? La mayoría de inmigrantes que han ayudado a nuestro país lo han hecho con salarios discretos, incluso ridículos por no decir vergonzosos. Ellos no pueden invertir medio millón de euros porque ni trabajando diez vidas lo conseguirían. Éstos son los que creyeron que podrían comprarse una casa en España, lo hicieron, se hipotecaron hasta las cejas y ahora tienen miedo al desahucio.
Son otros los que pueden meter dinero a espuertas. Los que nos van a comprar el país a trozos, quien sabe si con dinero de los humildes de su país. En lugar de facilitar la vida al honrado inmigrante que trabaja para que no vea España como lugar de paso, ponemos a España en manos de especuladores.