Tenía que ser ahora. Ahora o nunca. O venía por la Comunidad Valenciana antes de terminar el segundo año de gobierno o cada vez las cosas se hubieran puesto peor y hubiera resultado más incómoda la visita. Peor, por el paso del tiempo e incómoda, por los casos abiertos en los tribunales.
A Rajoy no le quedaba más remedio que pasarse ayer por Peñíscola y en unos días, volver para inaugurar el AVE a Alicante.
Venir ahora es un modo de recordar a los valencianos que les sigue teniendo presentes, aunque lo notemos más bien poco, y que Fabra sigue siendo el elegido. No tanto afecto como para que una voz en off diga aquello de “este es mi hijo amado; escuchadle” pero con suficiente interés como para que así parezca.
Lo que más podemos agradecer a Rajoy es esa sinceridad del presidente capaz de admitir que no lo sería sin el voto valenciano. Parecía que se le hubiera olvidado, no solo el apoyo electoral que obtuvo aquí sino también que Camps le respaldó cuando buena parte de barones del partido desconfiaban de él tras el segundo tropezón en las urnas.
Por eso Rajoy, que ha evitado la Comunidad en este año y medio de gobierno popular, estaba obligado a venir en periodo no sospechoso, si es que en política hay algún momento en el que no haya sospecha. A partir de noviembre, empezará la segunda parte de la legislatura, ésa en la que el horizonte es la siguiente convocatoria electoral y se necesita remontar unas encuestas inevitablemente negativas. En especial, debe compensar el daño que le hayan hecho las medidas y recortes implantados en los primeros meses. Al menos, si lo que pretende es revalidar su mayoría en las urnas.
Es lo que tiene el ciclo político, que, como el económico, tiene sus curvas y sus metas volantes. Dentro de cuatro o cinco meses empezaremos a escuchar referencias a intenciones de votos y, quizás, veamos pasar por aquí a más ministros. Lástima –pensarán algunos en el PP- que vayan a coincidir con decisiones judiciales nada beneficiosas. Rajoy tendrá que cultivar el arte del mimo. No del actor callado sino del ronroneo zalamero.