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María José Pou

iPou 3.0

La mosca y la rana

Hay una canción infantil que ayuda a los niños a aprender los nombres de los animales a fuerza de repetirlos. Para ello, en cada frase va añadiendo uno distinto y obliga a que la estrofa siguiente lo recoja junto a los demás.

Empieza hablando de una rana que canta debajo del agua pero llega una mosca y la hace callar. Tras la mosca, la araña, el ratón, el gato, el perro y unos cuantos más. Es tal la enumeración que acaba nombrando a la suegra (líbreme Dios de incluirla en el elenco animal) y termina así: “la suegra, al hombre/ el hombre, al agua/ el agua, al fuego/ el fuego, al palo/ el palo, al perro/ el perro, al gato/el gato, al ratón/ el ratón, a la araña/ la araña, a la mosca/ la mosca, a la rana que estaba sentada cantando debajo del agua/ cuando la suegra salió a cantar/ ni el mismo diablo la pudo callar”.

Ayer, cuando vi que el exgobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, echaba la culpa de lo sucedido con la CAM a la Generalitat y a los gestores de la Caja, me vino a la cabeza el sonsonete de la rana. MAFO, a Camps; Camps, Rato; a Rato, a Zapatero; Zapatero, a los mercados; los mercados, a los políticos; los políticos, a los especuladores. Y al final, entre unos y otros, quienes acabamos por no poder hablar somos los ciudadanos.

La nuestra es una crisis sin responsables. Por eso resulta tan consolador que, al menos, un juez haya planteado que es posible pedir cuentas a quienes comercializaron las preferentes. Como mínimo, que los investiguen, que analicen su comportamiento, que velen por quienes confiaron en ellos y no debieron de hacerlo. Es el único consuelo que nos queda y es más bien escaso. Que les coloreen la cara. Nos conformamos con poco cuando hemos vivido honradamente y no hemos abusado de la confianza de nuestro prójimo.

Saldrán impunes. Esa es la sospecha que nos ronda. Como libre de polvo y paja salió ayer de Les Corts Fernández Ordóñez. Nadie pudo prever la crisis, llegó a decir. La miopía no le convierte en delincuente. Siendo una autoridad económica, simplemente, le revela como inútil.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.