Capullo de oro
Aunque suene a estrella de circo de provincias, Xaquín Charlín no es un artista. No es ni siquiera un aprendiz de “talent-show” de esos que pululan por los camerinos o las cocinas de las televisiones nacionales.
Charlín es un concejal del BNG en Cambados. O más bien, “era” concejal hasta ayer. Hasta que ganó protagonismo mediático por llamar a Soraya Sáez de Santamaría “chochito de oro” en su blog.
El término para referirse a la vicepresidenta venía incluido en un comentario acerca de los gastos del ministerio en programas de prevención de cáncer de útero para las funcionarias. Pretendía así criticar lo que llamaba “gastos superfluos” en lugar de dárselos a una familia que los necesitara.
El revuelo fue inmediato por la expresión burda y soez para referirse a la política del PP. Sin duda es la forma de hablar de un primate no evolucionado pero lo realmente preocupante no es que hable en términos impropios de una colega. Ni siquiera que reduzca la condición femenina a sus órganos genitales.
Para mí lo inaceptable es que considere superflua la inversión en prevención de una enfermedad tan grave como el cáncer. ¿Hubiera llamado “paquetón de oro” si el titular del ministerio hubiera sido un hombre y el programa de prevención hubiera estado destinado a las próstatas de los caballeros funcionarios? Tan necesaria es una iniciativa como la otra. La prevención no es un gasto, es una inversión en salud y, siendo puramente pragmática, un modo de reducir gastos futuros en tratamiento.
Él dice ahora que no es machista. Podríamos hasta creérnoslo. Básicamente porque por encima de su machismo está su estupidez y ésta eclipsa al otro. Se justifica, además, diciendo que él es así y su blog es así. Hasta ahí nada que objetar. Cada cual debe seguir su instinto y la llamada de la selva en el grado en que se produzca. Lo malo no es que sea así sino que esos especímenes estén en el gobierno de nuestras ciudades y de nuestro país. Me alegro de que haya dimitido. El creerá toda la vida que fue víctima de una campaña mediática pero lo que no sabe es que lo fue de su propia limitación.