Con los políticos me pasa como con las series de televisión. Estoy viendo una serie nueva y de repente digo “pero ¿éste no era el que hacía de X en la serie Y?”. Y, sí, en efecto. Hacía de hermano, de primo, de jefe o de malo en la otra serie y ahora recala en la nueva.
Cuesta un tiempo acostumbrarse al nuevo papel. Uno que era policía en la anterior, ahora es churrero. Otra, que era recatada profesora de religión, ahora es una borrachuza descarada.
Es algo que no me sucede con los grandes actores de teatro, quizás por la distancia temporal entre una obra y otra. Cuando veo a Gutiérrez Caba o a José María Pou, veo al personaje que hacen en ese momento, no al que interpretaron en la anterior. Es tal su rotundidad y construcción del personaje que resulta imposible recordarle en otro papel. Hasta que lo hacen.
Algo así me ocurre con los políticos. Los veo en todas partes. Primero nos habituamos a verlos en la información. Salen en las noticias, dan titulares, inauguran cosas y, con suerte, hasta les votas. Finalizada su tarea, pasan a un segundo plano pero antes o después vuelves a verlos: son presidentes o consejeros de eléctricas, de empresas de la construcción, de cajas, de bancos, de fundaciones culturales. De lo que sea. El caso es que vuelven a estar ahí. Elvira Rodríguez, actual presidenta de la CNMV; Elena Salgado, consejera de una filial de Endesa; Pedro Solbes, consejero de Enel; Zaplana, adjunto a la dirección de Telefónica o los propios González y Aznar, asesores de Gas Natural y Endesa, respectivamente.
Lo pensaba ayer mientras conocía la tímida supresión que ha hecho Fabra en el segundo escalón del Consell. Personalmente creo que es ridícula, loable, pero escasa.
Con la de inútiles que hay poblando los despachos de la Comunitat Valenciana, quitar a tres parece un chiste. Con “inútiles” me refiero a cargos innecesarios, aunque bien es verdad que algunos complementan la inutilidad del cargo con la propia. Al final, los “eliminados” aparecen en otro sitio, cobrando poco más o menos lo mismo pero sin tanta visibilidad. Y así no hay manera.