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María José Pou

iPou 3.0

Obama se desinfla

Cada vez se pone más en entredicho el Nobel de la Paz concedido a Barack Obama. Al fin y al cabo, es político. Prometió cerrar Guantánamo. Aquello fue un gesto parecido al de Zapatero queriendo sacar las tropas de Iraq. Zapatero lo hizo aunque después le costara explicar qué hacían nuestros ejércitos repartiendo botes de leche por el mundo. Pretendió lo mismo: enmendar la plana al anterior acusándole de belicista. Guantánamo aún sigue abierto como abierta está la herida de un centro de detención sin juicio ni garantías legales.

Después, supimos del escándalo de las escuchas que dejan las investigaciones de Assange y Anonymus en juegos de niños. Obama está sufriendo los embates de los resortes de poder dejados por un gobierno republicano que no distinguía medios lícitos e ilícitos cuando se trataba de conseguir un fin. Puro Maquiavelo contra el que él no se ha decidido, no puede o no le dejan luchar. Quién sabe si además es una estrategia de los republicanos para derrumbar su figura.

Por último, vemos a la CIA entregando armas a los rebeldes sirios después de dejar que se desangrara el país de forma atroz. ¿Nobel de la Paz? Más bien negocio de la guerra, una realidad que necesita encontrar mercados para su industria armamentística.

Lo sangrante no es que se le otorgara un Premio como el Nobel para abofetear con él a George Bush sino que se insultara a quienes sí han luchado por la Paz con la paz antes que él: Sajarov, la Cruz y Media Luna Rojas, Amnistía Internacional, Unicef, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los refugiados, el Dalai Lama, la Madre Teresa o Médicos sin fronteras.

Obama ha demostrado pertenecer a una generación de políticos-burbuja. Son aquellos que se venden muy bien, mucho mejor que en ninguna otra época de la historia. Son los “niños” del marketing político más sofisticado que arrastran votos pero se desinflan con la realidad. Aquí tuvimos a Zapatero; en Francia, a Hollande y en Estados Unidos, a Obama. En el fondo son populismos refinados y políticamente correctos pero sus seguidores jamás aceptarían esa clasificación.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.