>

Blogs

María José Pou

iPou 3.0

Embajadas y algo más

Por fin llegaron las medidas para “adelgazar” la Administración que tanto esperábamos. Han tardado pero es lógico, ha dicho el presidente, por su complejidad.

Sin embargo, como ocurre con lo prometido y muy deseado, nos ha dejado a medias. Es verdad que, por lo expuesto ayer, no se trata de una reforma completa sino de un intento por hacer eficaz la estructura, eliminando sobre todo las duplicidades. Será por eso que parece poco un ahorro de 8.000 millones de euros, en relación al déficit.

Está bien que se supriman estructuras y no solo puestos de trabajo o extras de los funcionarios. Sin embargo, la pregunta es inevitable ¿dónde estaba Rajoy cuando se duplicaban? ¿Dónde, la oposición? La desgracia de quien ha estado en primera línea de fuego hasta ahora es que también es responsable de lo sucedido.

Si era posible ahorrar miles de millones centralizando servicios y evitando los reinos de taifas, ¿por qué dejaron que éstos crecieran hasta el infinito como hemos estado viendo? Ya no hablo solo de las “embajadas catalanas”. Ese es un ejemplo extremo. Resultará injusto cebarse solo con él habida cuenta de los aeropuertos, universidades o centros de investigación que todos los jefecillos locales querían tener al lado.

Es el caso de las agencias meteorológicas que, según el informe presentado por Rajoy, también deberían suprimirse. ¿Es necesario, en un territorio de las dimensiones de España, tener agencias en cada comunidad autónoma? No creo que el clima varíe tanto de Castellón a Tarragona o de Murcia a Málaga.

El problema es que se hinchó la administración de forma descontrolada y artificial para gozo de los gobernadores autonómicos, para encumbrarlos, para ganar votos y para sentirse los dueños del mundo, y en cambio quienes padecerán su recorte no serán ellos o, al menos, no serán solo ellos. Ellos ya saben lo que es que la crisis les pase factura por no poder prometer ni inaugurar. Lo malo de verdad es para los trabajadores de todas esas entidades que se ven en la calle por un mal diseño y una pésima gestión de sus responsables.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.