Esto de ser espía, delator o topo se está poniendo imposible. Quienes resultan peligrosos para el Kremlin acaban envenenados en Londres y quienes lo son para la Casa Blanca, se encuentran atrapados en tierras de nadie.
Yo no sé qué está pasando con quienes ponen en jaque a los gobiernos más poderosos. Tal vez sea lo mismo de siempre, la persecución de toda la vida, con la diferencia de que en otros tiempos no nos enterábamos de que acababan sus días en el lecho del río con una piedra atada a los pies y ahora los vemos asomarse a la embajada ecuatoriana en Londres o desaparecer en un aeropuerto moscovita a la vista de todos.
La historia da para una novela de John Le Carré y parecería frívolo si no fuera por las reacciones que provocan esas actuaciones. Los mecanismos gubernamentales son terribles con el que les cuestiona, por eso me pregunto cómo hay gente que se lanza a hacerlo sin pertenecer al “enemigo”. ¿Por qué Assange o Snowden se meten en semejante lío de por vida? ¿Es razonable pensar que solo buscan un fin altruista como denunciar los manejos del poder?
Por mi parte lo pongo en duda. Básicamente porque lo grave no es tanto saber que el gobierno de los Estados Unidos espía a discreción sino que acepta en sus servicios secretos a alguien como Snowden sin sospechar siquiera cuál es su finalidad o su actividad destinada al robo de información.
Podrá decirse que gracias a ese fallo nos hemos enterado de un dato esencial pero me pregunto cuánta falta de diligencia tienen unos servicios de inteligencia incapaces de saber que tienen un topo dentro. Es como el chiste del adivino que pregunta “¿quién es?” cuando llaman a su puerta. “¿Qué clase de adivino necesita preguntarlo?”, dice el chiste. Lo mismo ocurre con servicios de espionaje que no se enteran de que contratan a un espía. Si no averiguan eso en su casa ¿cómo van a descubrir información delicada fuera de ella? Y ahí es donde entra el “enemigo”. ¿Quién sale ganando de todo esto? Quien busca minar la confianza en el gobierno Obama. No sé si Rusia, China o el partido republicano. O quien sabe si todos juntos.