Me contaba el otro día un amigo que cuando va a la farmacia a comprar Trankimazin y le piden el DNI, dice “14Z” y todos se ríen. Lo que más me llama la atención de la anécdota es que poca gente, a estas alturas, necesite explicación adicional del chiste. Todos saben que “14Z” no es un número normal de DNI, no es un veinticuatro millones seiscientos nueve mil doscientos cincuenta y cinco, ni un treinta y dos millones cuatrocientos cincuenta y seis mil novecientos veintidós.
También sabemos todos que un error lo comete cualquiera pero es mucho más difícil que el mismo error lo cometan 11 notarios y registradores al tiempo o que lo hagan cuatro en años sucesivos. Por eso las explicaciones dadas hasta ahora con el asunto del DNI de la infanta Cristina resultan incompletas, absurdas o ingenuas, siendo bondadosos.
Según ese modo de proceder, la Agencia Tributaria solo sabe lo que tenemos o dejamos de tener de modo aproximativo. A ojo, diríamos en castizo. Quién sabe si a estas alturas me está atribuyendo a mí la propiedad del edificio de la consellería de Economía en Colón y me veo de arrendadora de Bershka sin haber pisado nunca ninguna de sus tiendas. O propietaria del terreno donde está el nuevo Mestalla y ahí estamos ambos, en dique seco, sin echar hacia delante ni hacia atrás. Como me entere yo de que el “becario notario” me ha atribuido por error el estadio, me llevo allí a Whisky y le digo: “aquí sí puedes correr, chaval, que ningún aficionado al running con malas pulgas te pueda decir “perro cabrón” porque le ladres cuando te corren al oído”.
Resulta imposible entender qué ha pasado en todo este asunto pero tiene mala cara. Sea lo que sea. Tanto si beneficia a la infanta como si no, algo huele a podrido en torno a sus propiedades. Por mucho que Montoro diga y repita que es un error.
Si lo es, hace bien la directora de la Agencia Tributaria en dimitir. Aunque es curioso que alegue ahora, precisamente, razones personales. Si no lo es, es mal momento para dimitir cuando no se han aclarado las circunstancias de un error tan llamativo.