Cada vez que veo una iniciativa política por los animales, me echo a temblar. No es que me parezca mal, todo lo contrario. Si un político quiere ganar votos atendiendo a las demandas de quienes queremos un mundo más amable para los animales, me tendrá de su lado. Sin embargo, lo que me desagrada es que nos vendan algo como proyecto a favor de los animales cuando en realidad no es a ellos a quienes beneficia.

El ejemplo más claro lo tenemos en Valencia donde nos presentan como “sensibilidad animalista” que haya pipi-canes en las zonas ajardinadas. Es una estafa. Un pipi-can no es un espacio recreativo para los perros sino un lugar donde los perros hagan aquello que molesta en cualquier otro espacio. Se comprende. No hay nada peor que sortear los “regalitos” de dueños incívicos por las aceras. Lo que quiero decir es que ese espacio no beneficia al animal sino a los ciudadanos que minimizan así las molestias que les causa tener animales en su entorno.

Frente a eso, la ciudad apenas tiene un par de parques para que los perros puedan correr sueltos que es como, curiosamente, le gusta correr a un perro si no pretende morir a lo Isadora Duncan, ahogado por su propio collar. Valencia dispone de quilómetros de jardín donde todos tienen su lugar: niños, patinadores, ciclistas, futbolistas, practicantes de tai-chi, aficionados a la petanca o personas mayores que quieren hacer ejercicio. Todos menos los perros. No hay ni un solo tramo donde puedan correr, jugar e interactuar con sus semejantes o simplemente olisquear el césped sin que le pase una bicicleta por detrás o un patinador por el hocico.

Por eso cuando leo que Gandía tendrá una playa para perros, mi primera reacción es de escepticismo. Es un primer paso, sin duda. Mejor poder ir a la playa con la mascota que dejarla en casa, si uno quiere. Pero no es una playa para perros. Lo será cuando no tengan que estar atados a una estaca sino jugando con las olas, rebozándose de arena o escarbando para encontrar un tesoro-hueso que descubrir. Cuando se piense en ellos, no en que no molesten a quienes no les gustan.