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María José Pou

iPou 3.0

A pares

La renuncia de Benedicto XVI y la llegada de Francisco nos acostumbró a la existencia de dos hombres vestidos de blanco: el reinante y el antecesor. Por eso tampoco nos extraña que las canonizaciones de sus predecesores se hagan también a pares, Juan XXIII y Juan Pablo II, o las encíclicas se escriban “a cuatro manos”, las de Ratzinger y las de Bergoglio. Incluso las grandes noticias llegan de dos en dos: canonizaciones y encíclicas en un mismo día. Eso es ganar espacio periodístico y lo demás son cuentos.

Sin embargo, es solo la primera impresión. Cuando se profundiza en cada decisión, los matices eliminan la duplicidad o, al menos, la ponen en su sitio.

La encíclica, por ejemplo. Parece evidente que no es de Bergoglio. Es sobre la fe, el tema que dejó pendiente Ratzinger tras escribir sobre la esperanza y la caridad y convocar además el “Año de la Fe”; se publica a los pocos meses de llegar Francisco al solio pontificio lo que hubiera resultado difícil incluso para el teólogo alemán; por último, el estilo –salvo algunos párrafos más farragosos- es el propio de Benedicto XVI, con su costumbre de citar a autores nada píos como Nietzsche o Dante. Eso no significa, sin embargo, que no se le pueda atribuir al pontificado de Francisco y que no la suscriba. Los papas suelen ser los dirigentes más respetuosos con lo hecho y dicho por los anteriores y los únicos que, cuando mencionan “la herencia”, lo hacen con respeto, afán de continuidad y dignificación.

En relación a las canonizaciones ocurre otro tanto. He de reconocer que no esperaba ver a un jesuita canonizando a Juan Pablo II, aunque lo considere un titán del siglo XX. Por eso encuentro lógico que lo acompañe con otro, el papa bueno, incuestionable y de marcado carácter pastoral. Eso por no decir que la noticia de las canonizaciones ensombrece las beatificaciones de mártires que han resultado incómodas en otros momentos.

Todo lo que Benedicto XVI, sin buscarla, se encontraba con polémica, Francisco consigue lo contrario. Parece que busque no encontrarla. Tal vez eso también le llegue a pares cualquier día.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.