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María José Pou

iPou 3.0

Muerte a Rita

Cada vez que cruzo el río por Fernando el Católico hacia Ademuz, me doy de bruces con una pintada que pide la muerte para Wert, el ministro de Educación. Cuando la veo, no puedo dejar de sentirme incómoda. No diré que me da miedo porque no la percibo como una amenaza real, pero me molesta ver mensajes de ese calibre. No consigo que mi razón acepte como válida la eliminación de otro ser humano por discrepar de él. Ni siquiera de forma metafórica que es el sentido que -quiero pensar- le dio el autor.

Lo mismo pienso ante las amenazas a Rita. No creo que sea necesario denunciarlas pero es mejor hacerlo. Con estas cosas conviene no bromear y la experiencia nos dice que tampoco debemos hacer como si nada. Campañas de acoso y de amedrentamiento han empezado así en nuestro país y cuando nos hemos descuidado han tenido un final que lamentamos.

Me pasa como con la violencia machista. Un “como vuelvas a jugármela, te mato” que le dice un marido a su mujer nos puede parecer una forma de hablar hasta que confirmamos, ya demasiado tarde, que no era una imagen sino una advertencia de realidad aumentada.

La amenaza es un acto violento en sí mismo, por tanto, sin magnificar el hecho, tampoco debemos mirar hacia otro lado.

Ahora bien, en lo que señaló ayer la alcaldesa respecto a la pintada de la Carrera Fuente de San Luis, hay algo en lo que discrepo. Me refiero a su queja de que algunos no tienen respeto a los cargos públicos. Yo, ante la pintada, no pienso en la falta de respeto al político sino a la persona. Ninguna disparidad de criterios, ni siquiera la personal, debe llevarnos a esa desautorización que supone negar en bloque al otro. Ese “muerte a…”, aún siendo metáfora, es ofensivo. Da por hecho que nada hay en el otro que resulte interesante o recuperable. También lo digo por el político. Aunque discrepemos, es valiosa su mera existencia -siempre que respete la libertad para todos. Así, pues, no sé si es denunciable ante la policía pero ante la sociedad, sí. No debemos dejar que esos planteamientos se instalen en nuestra sociedad. Ni como chiste.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.