La representación no está en el número. En el Parlamento Europeo tenemos muchos eurodiputados y, sin embargo, nos sentimos muy poco representados. Que se lo digan a los agricultores valencianos.
Por eso no me preocupa que se reduzca el número de diputados en Les Corts Valencianes. Al contrario. Creo que es un gesto. El problema es que no solo de gestos vive ahora la Comunitat.
Necesita, además, reducir el número de asesores y gentes que orbitan alrededor de esos diputados. Ellos son el símbolo, de eso no hay duda, pero probablemente no sean ni siquiera el montante más elevado. A los diputados hay que sumar sus camarillas, innecesarias; sus cortes y palmeros, superfluos, y sus gastos prescindibles, que los hay. Me refiero a esos gastos de los que no se habla y no aparecen en ningún sitio. Es verdad que se ha recortado hasta el papel para la impresora pero todos conocemos a alguien que nos puede dar una relación de diez o doce chupatintas que no van ni por el puesto de trabajo y cobran religiosamente todos los meses. Esos son los que sobran. En toda la administración. No hablo de funcionarios de carrera, ni médicos prejubilados ni maestros sin plaza fija aunque se hayan dejado la piel durante los últimos veinte años. Hablo de soplagaitas políticos. O de quienes repiten cargo. ¿Es necesario que una alcaldesa de gran capital sea también diputada?
La oposición apelará al déficit de democracia pero todos hemos visto que no es una cuestión de muchos o pocos sino de comportamientos políticos. Y de productividad.
¿Alguien revisa qué hace un diputado y le conmina a marcharse cuando no hace nada? El problema, de nuevo, es que la Administración funciona sin criterios de empresa privada (en el buen sentido). Es decir, cuando un tipo calienta el asiento y cobra pero ni se le escucha ni se le ve hacer nada en Les Corts, debería haber un mecanismo que lo expulsara sin más miramiento. No es cuestión de número sino de trabajo y sacrificio. Hasta que demuestren esto, bienvenido sea el recorte. Ahora cruzaremos los dedos para que los vagos queden fuera.