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María José Pou

iPou 3.0

La ministra orangután

Unos plátanos le tiraron. Estaba hablando en la tribuna y unos radicales de extrema derecha le tiraron unos plátanos reforzando la imagen de orangután difundida previamente. Es una ministra del gobierno italiano y su único pecado es ser negra. Por eso ha de aguantar que el vicepresidente del Senado la llame “orangután” y que unos fascistas le tiren plátanos.

Ella responde con una elegancia que revela lo que ya sabemos muchos: que los orangutanes son más educados que los humanos capaces de semejantes vejaciones. Es ironía. Como la que ella emplea, al quejarse del desperdicio de comida.

A quienes amamos a los animales no nos parece un insulto compararnos con ellos, que no saben lo que es la crueldad ni la humillación. Sin embargo, la intención de los racistas que están detrás de estos actos es considerar al negro inferior al blanco. En este punto estamos.

Lo que resulta llamativo es que la presión social no sea mayor, que no se sumen otros países en la condena y que ni siquiera haya dimitido el vicepresidente del Senado. Los actos así no son inocentes ni aislados. Son gotas que van cayendo en el vaso del racismo, la xenofobia y la exclusión. Por eso no deberíamos permitir que pasara como una mera anécdota.

Ningún ataque sexista, racista o discriminatorio del tipo que sea es una anécdota. Es la punta de un iceberg que alerta respecto a una realidad más profunda: la de que Europa tiene el germen del fascismo en sus entrañas y no se ha desecho de él. Si la presión de la “troika” hizo saltar a Berlusconi porque así lo querían los mercados, se echa en falta otra presión, mucho mayor, para hacer que este tipo de grupos, de partidos y de personajes sean, como mínimo, vilipendiados.

El riesgo es que tengan, como el iceberg, mucho mayor apoyo del que parece. Ayer mismo la noticia publicada en la web del Corriere della Sera solo recababa un triste 46% de rechazo entre los lectores. Ni siquiera la mitad lo consideraba un hecho indignante. Eso es lo preocupante y no solo que los países de la Unión no levanten la voz contra un hecho repugnante.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.