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María José Pou

iPou 3.0

¿Y si…?

No me gustaría estar en el pellejo del maquinista del tren de Santiago que ayer declaró ante el juez. No lo digo por las consecuencias penales de lo sucedido. Ni tan siquiera por el linchamiento social al que se verá sometido, sea cual sea el resultado de la investigación. De hecho, ya se ha creado tal imagen de él que es difícil recomponerla. No es ése el peor castigo, aunque lo sea sobre todo para su familia y sus conocidos.

Cuando digo que no me gustaría ser él pienso en su propio linchamiento. En cómo se estará enfrentando mentalmente a sí mismo. Dicen que no ha querido hablar con un psicólogo pero quizás eso no sea más que un síntoma de que, en efecto, le vendría bien.

A poco que uno tenga conciencia, siente las responsabilidades y le atormenta la pregunta ¿en qué me equivoqué? No es la “culpa” en un sentido religioso que algunos atribuyen al cristianismo como triste herencia. Es la duda acerca de los propios actos tras comprobar que estos o la falta de ellos ha provocado un desenlace trágico. ¿Podía haberlo evitado si…? Y eso nos persigue hasta el último día.

Cualquiera que haya visto morir a un ser querido lo ha sentido en algún momento. ¿Y si lo hubiera llevado a otro hospital? ¿Y si le hubiera insistido con hacerse pruebas? ¿Y si ese día no lo hubiera dejado coger el coche? ¿Y si…? La mayoría de veces es una pregunta absurda por lo imposible de confirmar y porque, por lo general, ni siquiera esa acción que creemos haber dejado pasar, podría haber evitado el triste desenlace.

Sin embargo, es inevitable y nos pesa como una losa para siempre. Normalmente los amigos insisten en un “¡no pienses en eso!” pero tú no piensas en nada más que en eso.

Así pues me imagino al conductor de ese tren enfrentado a sus preguntas. Importa menos si perderá su puesto de trabajo, su libertad o su entorno. La cuestión es si perderá la paz interior sabiéndose último responsable de 79 muertes. Ya lo dijo él al saber la noticia: “la he jodido; me quiero morir”. Y eso, posiblemente, es peor aún que vivir con la pena de una pérdida.

Temas

tragedia

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.