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María José Pou

iPou 3.0

Celia y Mateo

Hace unas semanas, fue Celia. Ahora, se trata de Mateo. Celia es una niña que no llega al año y tiene problemas graves de salud desde que nació. Hace un par de meses, supimos que necesitaba ir a Boston para ser operada in extremis pero la operación y el tratamiento costaban 150.000 euros y los padres no los tenían. A la desesperada, lanzaron una campaña por Facebook -y en general por Internet- y consiguieron movilizar a tanta gente que hoy la niña ya está de vuelta en España, aún recuperándose pero muchísimo mejor. Sus padres no dejan de dar las gracias a todas las personas anónimas que, al conocer el caso, no dudaron en sumarse dando dinero, dándole difusión o rezando por ella.

Ahora es Mateo quien necesita ayuda. Mateo tiene dos meses y requiere un trasplante de médula. Las pruebas hechas a su hermano de dos años han resultado negativas de modo que su historia ha llenado de nuevo los cables y wifis de España pidiendo donantes. La reacción ha sido tal que la Fundación Carreras está desbordada de llamadas interesándose por los trámites de donación. Conocidos deportistas se han sumado a la campaña “#M4M”, una médula para Mateo, como Pau Gasol, Rudy Fernández, Fernando Torres o Pepe Reina.

En ambos casos, han sido las redes sociales las que han conseguido sumar miles de personas, interesadas en ayudar, en poco tiempo.

Son, más que nunca, “redes” que se crean entre la gente. Para aquellos que se muestran aún escépticos ante esos “inventos del demonio”, esta función puede resultarles positiva. En el fondo no es más que la aceleración de un fenómeno tan antiguo como la humanidad: la creación de lazos entre seres humanos más allá de la familia. Es cierto que esa aceleración tiene el riesgo de la superficialidad y la evaporación rápida de los efectos puramente emotivos, pero todo depende de quien las usa. Si cultiva el afecto, la amistad sólida y la preocupación por el otro cuando todos se han ido, lo hará por la pantalla o en persona. Si no, ni cogerá un teléfono ni cruzará una calle para dar un abrazo. No es un problema de la técnica sino del alma de quien la usa.

Temas

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.