Leyendo el Diario Oficial de la Comunitat Valenciana, me quedé ayer con el dato de las 100 personas que requiere Presidencia de la Generalitat, con 21 periodistas a su servicio o con el cocinero de palacio. No pude evitarlo; todas las cifras me parece elefantiásicas. Sin embargo, debería empezar por reconocer que, al menos, ahora lo sabemos. ¿Lo han leído? ¡Ahora lo sabemos! De la frase anterior, lo llamativo no es “sabemos” sino “ahora”. ¿Será posible que ésta sea la primera vez que se hace pública la relación? Pues sí. Y lo curioso es que, al parecer, vivíamos felices en la ignorancia. Es lo que sucede con el saber, que no ocupa lugar pero produce úlcera.
El primer paso es asumir que para que una presidencia de comunidad autónoma funcione se requiere un centenar de personas de las cuales 32 trabajan exclusivamente para el Gabinete del presidente y son elegidas a dedo. 32 sujetos cuyo único mérito conocido es ser “dedible”.
Mientras repasaba la relación de puestos, no pude evitar acordarme de la película “La cocinera del presidente”, del francés Christian Vincent, estrenada el año pasado. En ella, la burocracia aplasta la creatividad y la libertad de la cocinera del Elíseo. Sin embargo, su presencia y su buen hacer ofrecían la mejor cara de la Francia exquisita y daban paz al presidente cuando hablaba de cocina o recordaba los platos de su infancia.
Me pregunto si Fabra bajará también a las cocinas de palacio para recordar los sabores de su niñez. De entre todos los puestos de libre designación, yo solo dejaría ese. Por puro respeto a los gustos particulares. ¿Es necesario que un periodista sea elegido a dedo? Yo diría que no. Quién mejor para aconsejar sobre qué decir o no decir que alguien dispuesto a criticarte siempre. Salvo en aquellos en quienes es necesaria la confianza plena, como un secretario o secretaria, no hay motivo para que no sean profesionales de probada solvencia quienes asesoren, hagan la campaña publicitaria o fotografíen al presidente. En una palabra, cinco o seis del círculo íntimo y lo demás, funcionarios. Que son los que saben.