Una de las cosas que siempre me llama la atención cuando veo a un cargo público es la vanidad. Por lo general –siempre hay excepciones-, cuando uno accede a un puesto de relevancia pierde la noción de la realidad y cree que anda diez centímetros por encima de los demás mortales. Eso le hace ir con aires de gran señor o de gran dama como si pensara que ha sido ungido por la mano de Dios. Sospecho, incluso, que alguno realmente se lo cree. Y nada más lejos de la verdad. No solo no son lo que son por la gracia de Dios sino que su paso por ese puesto es fugaz. Todos los puestos lo son. Así, pues, ¿cómo exhibir aires de grandeza sin resultar ridículos? Les falta lo que llevaban los generales victoriosos cuando desfilaban en Roma: un esclavo que sostenía su corona de laurel mientras le repetía al oído ese “recuerda que eres mortal”. Quizás si algunos lo tuvieran, aprenderían a apreciar su verdadera dimensión.
No hay más que ver a quienes un día se creyeron grandes y hoy muerden el polvo. Pienso en Díaz Ferrán, en Urdangarín y sobre todo en Bárcenas. En él y en su polo verde pistacho con el que se ha mostrado al mundo entero desde Soto del Real. Alguien debía haberle recordado que no era intocable mientras paseaba por las terminales de los aeropuertos exhibiendo malas formas hacia la prensa. Hoy es ésa misma la que saca su polo verde a relucir. Mi duda es si se trata de una imagen robada o de una proporcionada. A juzgar por la denuncia del abogado de Bárcenas, no eran vídeos queridos por él pero tampoco le dejan en mal lugar. Al contrario. Le muestran como ser mortal. Como uno de tantos. Como cualquiera de nosotros. Memento moris. Tal vez sea ése el efecto buscado, junto a la acusación a Interior de no velar por su seguridad y su intimidad. A mí ese debate no me interesa porque sé que alguien juega sucio y ofrece una pantomima hacia la prensa. El que de verdad me importa es el de la vanidad en juego. Todos podemos encumbrarnos y hundirnos, lo que nos diferencia es la elegancia y la humildad con la que lo hagamos. Si nos sienta bien el polo verde o no.