Espero que al menos se dieran un “piquito”. Suave, casto, anunciador. No pido que le hiciera una escena a lo Miley Syrus subido a una bola de demolición, porque ya no tienen edad ni hechuras, pero sí una carantoña, un mimito o un mohín con los labios. Hablo de Fabra en su encuentro con Montoro. Si dijo estar dispuesto a todo-todo-todo con tal de obtener la financiación autonómica, qué menos que seducir al ministro de Hacienda en el momento de entregarle el informe de los expertos con un vaivén de cadera y un frufrú de boa roja alrededor del cuello. Esos ojazos claros, esas cejas expresivas, esa cadencia en el hablar, esa mata de pelo en retirada, en fin, ese hombre que nos dirige y que hubiera conquistado a cualquier ministro de finanzas tuvo ayer la ocasión de satisfacer a Montoro y deseamos fervientemente (con perdón) que lo hiciera. Es el Lorenzo Lamas de las cuentas reales, así que no nos cabe duda de sus logros amatorios. Y, si no, que le prometa algo, no sé, una secretaría autonómica cuando las urnas le den de lado.
Si tiene que hacerle el baile de los siete velos, que llame a un coach para que le entrene y nos consiga los dineros que son justos para la Comunitat, tal como aparece en el informe que considera “inaplazable” la revisión del modelo. Los puritanos haremos la vista gorda ante semejante desvergüenza. ¡Cómo no hacerlo si en lugar de costarnos dinero, como suelen estas cosas, nos lo puede proporcionar!
Hay que reconocer que somos mucho más divertidos que nuestros vecinos del norte. Ellos van a conseguir una financiación a medida a lo bruto, como los chicotes, con pulsos, enfados y amenazas de romper el juego. Nosotros, en cambio, usamos armas de mujer y seducimos al ministro ofreciéndole carne fresca en lugar de una pelea a las puertas del colegio. Seguramente ganarán ellos porque quienes mandan no entienden nuestro lenguaje pero lo nuestro es mucho más entretenido, pacífico y positivo para la convivencia. Las mujeres sabemos cómo obtener algo sin violencia pero vivimos tiempos convulsos y tira más una “pedrà” que dos carretas.