¿Alguien oyó gritar “campeón” a las puertas del juzgado de Palma cuando se acercó Urdangarín? Más bien todo lo contrario. ¿Y en Madrid cuando fue Bárcenas a declarar? Menos bonita, cualquier cosa. Pues quizás sería hora de hacerlo a la vista de cómo reciben algunos a Messi cuando es citado por la Justicia por dejar de pagar a Hacienda cinco millones de euros.

No me sirve que me digan que Messi hace algo por España que no han hecho ni el yernísimo ni el “tesorísimo”. Es verdad que el jugador mete goles, gana campeonatos y premios y, por lo que dicen los aficionados, hace disfrutar como pocos a los culés. Sin embargo lo hace por dinero, no por fidelidad a la “Masía”. ¿Que eso es legítimo? Sin duda. Pero el fraude a las arcas públicas se ha dado en los tres casos, unos de forma más desvergonzada que otros; unos, con más responsabilidad pública que otros. Los tres han intentado (presuntamente) timarnos a usted y a mí. No lo olvide, aunque le entusiasme el fútbol de Messi o el porte del ex jugador de Balonmano y el estilo de las “peinetas” del chico el polo verde.

Por eso yo no le gritaría “campeón” a las puertas de un juzgado a ninguno de los tres. Todos ellos están ahí porque su truco para eludir su responsabilidad con sus conciudadanos les ha fallado. O sea, porque les han pillado. De lo contrario ni estaríamos hablando de ellos ni podríamos abuchearlos o aplaudirlos. Sencillamente, no hubieran cumplido con su deber y no nos habríamos enterado. Así, cuando dice el abogado de Messi que no ha habido voluntad defraudadora, no seré yo quien ponga en la mente y el corazón de nadie un deseo que no conozco pero tampoco ha habido una voluntad cumplidora hasta que Hacienda ha puesto el grito en el cielo.

Lo que más me dolió, sin embargo, viendo las imágenes de ayer es la presencia de niños gritando “¡Messi, Messi!”. ¿Les estamos educando en el aplauso al defraudador? ¿Alguien les explicará que puede ser un magnífico jugador pero un insolidario ciudadano? Pues debería. Si ellos lo imitan, nadie les gritará “campeones” a las puertas de la cárcel.

FOTO: AGENCIA EFE