Ni Charlie Hunnam ni nadie. El problema del rodaje de “50 sombras de Grey” es que no van a encontrar un actor a la medida del personaje. O, al menos, no va a ser fácil el consenso.
Hunnam no va a representar a Christian Grey, el protagonista masculino de la novela erótica más famosa de los últimos años. Alegan que tiene una agenda muy apretada y eso no le permite preparar adecuadamente su personaje pero a nadie se le escapa la reacción negativa de la opinión pública.
Y ahí reside el problema. La figura del protagonista tiene la complejidad de ser un prototipo, no un personaje real. Grey representa todo lo que suele encandilar a una mujer, excepto sus aficiones sadomasoquistas. O tal vez también éstas. Para gustos, los colores.
Grey es adorable durante el cortejo de la joven que se ve envuelta en una historia de prácticas sexuales poco convencionales. Es adulador, enigmático, interesante y detallista, en una palabra, es un seductor que responde a los rasgos que podrían enamorar a más de una.
Desconcierta, sin embargo, su afán controlador que ahogaría a cualquier mujer independiente y no digamos lo que viene después, su necesidad de utilizar instrumentos y técnicas humillantes hacia su compañera de cama. Tal vez es la incoherencia que chirría en toda la novela para quien busca en ella un relato contundente y no solo una narración excitante.
Por eso resulta tan difícil que el universo femenino –y parte del masculino- se ponga de acuerdo en el actor que encarne una visión próxima al ideal en su parte adorable y ciertamente mefistofélica, en la otra.
Personalmente me importa poco quien lo haga y mucho menos la película. La fuerza del erotismo –y no lo digo por esta novelita para neófitos- es imaginar, no mostrar. Por eso la literatura produce obras de mayor nivel que la mayor parte del cine. Para hacer cine de altura con estos mimbres hay que ser muy bueno, no un aficionado. Ahí radica mi escepticismo ante todo lo que se relacione con Grey. Ni existe ni nos satisfará su encarnación mortal. Precisamente por eso. Porque solo existe en nuestra imaginación.