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María José Pou

iPou 3.0

El faisán vuela bajo

No sé qué me cuesta más, si creer que un policía dio un chivatazo a ETA para favorecerle o pensar que lo hizo para favorecer el proceso de paz. Ninguna de las dos opciones encajan bien en la imagen que tengo de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Quizás el problema es que no contemplo su trabajo como un paso atrás en la lucha contra el crimen sino al contrario, aunque entiendo que en ocasiones es necesario ese paso atrás para conseguir dar dos hacia delante.

Pero no imagino a un policía ayudando a una banda que ha matado a sus compañeros y amenazado a todos y mucho menos que un policía deshaga el trabajo de meses por un proceso político incierto y cuestionable como era el de la negociación con los terroristas. Al menos, que lo haga de motu proprio. Y ahí quizás resida el problema.

Si, como dice la sentencia del “caso Faisán”, los policías condenados no pretendían ser cómplices de ETA sino evitar entorpecer el proceso de paz, aún parece más claro que no actuaron solos. ¿Con qué razón detenían la operación justo antes de terminar y no en el momento en el que se puso en marcha o durante la investigación? ¿Por qué se la jugaron en el último minuto?

Tampoco la suavidad de la sentencia ayuda a confiar en que el caso esté cerrado y la Justicia haya hallado a todos los responsables del estropicio. Si no creyera en la división de poderes, pensaría que la condena cubre el expediente, deja la responsabilidad en manos de los dos protagonistas y los convierte en chivos expiatorios a los que aliviar el peso de la culpa. Ya que han de llevarlo solos, que sea liviano.

Intentaré pensar que no es así. Que, en efecto, perdieron el norte y creyeron hacer un gran servicio a España aunque todos sepamos que la impunidad ante el crimen nunca es un bien público. Eso, que vemos tan claro los ciudadanos a la luz del día, parece no convencer demasiado en las cloacas del poder. Mucho menos, me temo, lo haga entre los compañeros de los condenados que arriesgan su vida a diario por erradicar a los criminales sin concesiones ni mangas anchas de evidente interés político.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.