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María José Pou

iPou 3.0

Calabazas en Halloween

En estos últimos meses, hemos tenido ocasión de reprochar a Cataluña buena parte de sus exigencias, paranoias y retóricas. Sin embargo, hay algo en su actuación que debería admirarnos, aun con todas las limitaciones y defectos: la unidad de acción. No puede negarse que su gobierno ha liderado, ha concentrado y ha sabido recabar esfuerzos en torno a él. No son todos –y ahí radica el problema- pero sí buena parte de la sociedad civil catalana la que está detrás de Mas en su pulso con Rajoy. Que se deba o no a talonarios que ganan voluntades es otro cantar que, de confirmarse, resquebrajará la unión antes o después.

En Valencia, en cambio, esa vocación de “piña” cuando se necesita está muy lejos del modelo vecino. Es cierto que Artur Mas ha conseguido aglutinar a todos contra el enemigo -es el mejor pegamento que existe- pero en Valencia no somos capaces de lograrlo porque nos empeñamos en ver al “malo” en quien debe cogernos de la mano para caminar juntos. Prueba de ello es la convocatoria de ayer del “Acuerdo de la sociedad civil por la Comunidad Valenciana”, la fiesta de Halloween, según el PSPV.

Podrá pensarse que la ausencia de muchos se debe a que el convocante no debería ser el gobierno, ni el poder, ni la política. Debería ser la propia sociedad civil. Así se vio cuando LAS PROVINCIAS tuvo la iniciativa de reivindicar que Valencia es mucho más que cuatro falsarios aprovechados de su nombre y de su tierra. Le corresponde a la sociedad reivindicarse porque la presencia de la política suele envenenar las celebraciones. Sin embargo, siendo cierto lo anterior, no podemos evitar levantar la ceja, a pesar de todo. Visto lo visto, parece que algunos jamás se sumarán. Sea quien sea el convocante. Si es político, por las siglas, y si no lo es, porque ve las siglas al trasluz. Hay quien se empeña en ponerse por delante de los propios intereses generales. Y con esos no hay forma de mirar hacia el futuro por el bien común.

La excusa, en esta ocasión, es la utilización política de la jornada, pero quien lo alega lo hace para utilizar políticamente la negativa.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.