Diría que me alegra saber que han aumentado las multas por aparcar en aceras y carril bus pero podría entenderse mal. No es una buena noticia ni la multa ni mucho menos su incremento, sobre todo, si éste se debe aun peor comportamiento urbano. Lo que me produce satisfacción es que se penalice un comportamiento poco cívico.
Dejar el coche sobre la acera, sobre un paso de cebra o en el carril bus puede tener su justificación en una parada rápida para que suba o baje alguien del coche pero no para una “estancia” prolongada. No es el incumplimiento de la norma lo que me preocupa sino el egoísmo que subyace a esa opción. Lo veo, por ejemplo, en una cafetería de una avenida donde todas las mañanas, sin excepción, hay coches en el carril bus. Voy conduciendo y veo cómo un fulano deja el coche y baja a tomarse un café. Está ahí mismo, sentado en una mesa en la acera viendo las dificultades que tiene el autobús para pasar, cómo su maniobra interrumpe el tráfico y cómo el efecto de su capricho es ralentizar toda la circulación en la avenida pero ni se inmuta. Y así todos los días.
Lo mismo sucede con quienes van a hacer una gestión y actúan con la chulería de quien piensa que esa acera está ahí para recibir su coche con alegría. Algunos incluso deben de creer que las rampas están pensadas para facilitar el estacionamiento. Poco importa que tengan que pasar personas con movilidad reducida, madres o padres con carrito de bebé, ancianos con taca taca o en silla de ruedas. Se encuentran el coche o la furgoneta en su camino y han de dar una vuelta enorme para poder cruzar. Ellos no tienen la agilidad de un adolescente para pasar por cualquier lado. A ésos yo les pondría un recargo pedagógico. Que se acordaran toda la vida de su incivismo y que ese dinero se destinara a mejorar la accesibilidad de la ciudad. No solo están interrumpiendo el tráfico y vulnerando las ordenanzas municipales sino que hacen la vida difícil a quien ya la tiene complicada. Los daños morales que su acción crea deberían tener un coste para evitarla en el futuro y su acción, una reeducación.