La crisis nos está convirtiendo a todos en vampiros pero, en lugar de sangre, buscamos el dinero ajeno. Nuestro colmillo intenta hincarse a todas horas en la cartera de los demás. Le ocurre al gobierno, a la ONU, a la pequeña empresa y al banco en rescate. El gobierno lo busca en países con capital; la ONU, en Estados con solvencia; la pequeña empresa, en los bancos y éstos, en otros bancos más saneados. La cuestión es que se ha prestado tanto dinero sobre las nubes durante los últimos años que ahora parece haberse volatilizado y es imposible de recuperar. En realidad lo sucedido es que no había tal sino que era puro humo; no ha desaparecido sino que nunca existió. Pero las deudas, sí, y ahí es donde radica el problema.
Tal es la situación que el asunto llega a todas las áreas, incluso a las más alejadas. Uno de esos ámbitos en los que a priori no pensaríamos que ocurriría es la educación. Ayer mismo el ministro Wert animaba a los chinos a estudiar en España durante su visita a la Feria de Educación celebrada en Pekín. De los 40.000 jóvenes que salen del país asiático a estudiar en el extranjero, solo 6.000 vienen a España y lo que desea el gobierno es que sean muchos más: el doble. No lo dicen porque valoren las relaciones hispano-chinas sino porque el “mercado” del gran gigante es el más codiciado por sus dimensiones.
Ya sé que hablar de “mercado” para referirse a los estudiantes es feo, impropio y molesto pero es así. Estamos tan necesitados de ingresos que todo y todos son potenciales clientes. Si aún existieran las nodrizas hasta hablaríamos de los lactantes como clientes. No le quepa duda. Lo digo porque lo veo también en otros ejemplos donde solo falta salir con un caza mariposas a la búsqueda del estudiante. Es el problema de la burbuja universitaria.
Y no es que me queje. Es lo que hay. Lo que me preocupa es que apenas nos interese qué aportan ni qué aportamos. Solo salivamos cuando vemos su cartera o la chequera de papá. Es el triunfo del capitalismo total: la Humanidad como conjunto de clientes. Liberté, egalité, fraternité et rentabilité.