Cuando todo hacía prever que la mujer de la Conferencia del PSOE iba a ser Carme Chacón, ha llegado Susana y se ha llevado los flashes, los tuits y las tertulias. Hablo de Susana Díaz, la presidenta de la Junta de Andalucía. Es curioso ver cómo personajes de segunda fila llegados al poder por una carambola se crecen en su puesto hasta el punto de que parecen haber luchado por estar allí. En el caso de la presidenta, algunos ya hablan del “susanismo” pero es un poco pronto para dar por comenzada una etapa desde el cuestionado socialismo andaluz.

En cualquier caso, la Conferencia del PSOE ha servido para impulsar su liderazgo y para ofrecerle un altavoz que hace unos meses no hubiera ni imaginado. Es lo que tiene el poder. La misma Susana emergida de las sombras de segundona no hubiera tenido ni la mitad de impacto que así.

De todo lo dicho ayer me quedé con una palabra: “reconocible”. Susana pidió al PSOE que sea un partido “reconocible” para los ciudadanos. Lo cierto es que me gustó. A estas alturas ya no sé que quiere decir “PSOE” y menos cuando veo que la propia Conferencia adopta como logo algo que semeja un grafitti en rojo sobre la pared con la palabra “Socialistas” y una rosa. ¿Ya ni “obrero” ni “español”? ¿O es solo una manera de simplificar? No me extraña, pues, que Susana pida reconocerse en el partido que la acoge.

El problema es que para que algo resulte reconocible hay que tener una referencia previa de cómo era. Una realidad se reconoce porque responde a la imagen anterior que se tiene de ella. Yo puedo reconocer una cara o un lugar porque lo he visto antes en el periódico o en la televisión. Ahora bien, ¿con qué relacionamos el PSOE para reconocerlo? ¿Con el de Felipe? ¿Con el de Zapatero? ¿Con el de la Transición? ¿Con el de la Expo 92? ¿Con cuál? Supongo que el juego de colores al que se refirió Elena Valenciano, como si fuera un semáforo ideológico, tenía que ver con eso: rojo, morado y verde.

De todos modos, lo necesario es la autocrítica que evalúe cuándo y cómo dejó el PSOE de ser reconocible. Y tomar medidas para volver a su ser.