Si no supiera que, en inglés, es muy frecuente llamar “basura” a lo que nosotros llamamos “bazofia” e incluso “chorrada”, pensaría que la Comisión Europea se cachondeaba de Madrid y su huelga de residuos. Que un portavoz europeo califique lo dicho por el ministro Wert de “basura” es asombroso tratándose de un representante político. Es curioso pero si se lo hubiera dedicado a un periodista no me hubiera sorprendido tanto y sin embargo resulta tan ofensivo desacreditar así el trabajo de un profesional como el de otro.
Con los Erasmus, Wert ha terminado de demostrar sus dotes para hacer amigos por doquier. Primero, enfadó a los estudiantes y por extensión a las familias que costean sus estancias en el extranjero. Después, preocupó a los de su partido poniendo en jaque los apoyos que les quedan al dejar en evidencia la política educativa una vez más. Por último, corrigió el tiro pero terminó criticando a Europa por perjudicar a España en un comunicado de su departamento. No me extraña que ahora desde allí se decidan a censurar sus palabras.
Lo malo es que cada polémica lo atornilla más en el puesto. Al menos, durante dos años. A juzgar por la forma que tiene Rajoy de resolver sus problemas, Wert permanecerá al frente de Educación durante toda la legislatura. Cambiarlo por presiones de sus críticos es lo peor que se puede hacer desde un puesto directivo para demostrar la capacidad de mando. Parecería que cede al primero que le pide una decisión. Y eso, en Rajoy, está alejado de sus modos. Lo aguantará, probablemente, mientras dure la tormenta y luego lo fulminará por siempre jamás. Justo en el momento en que ya no estemos pendientes de él.
El problema es que las salidas inoportunas del ministro echan por tierra lo que de bueno pudiera haber en su reforma. La educación es, precisamente, el área donde más necesitamos un cambio que deje atrás los datos de fracaso y nos equipare a Europa. Sin embargo, que la propia Comisión afee la conducta del ministro no ayuda a mejorar ni los consensos para conseguir un plan educativo perdurable ni la “marca España”. Al contrario.