Se llama Simón y es un precioso cachorro blanco. No es un perro cualquiera. Es el regalado por el hermano de Hugo Chávez a la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner. Lo acaba de presentar en un vídeo grabado para reaparecer tras su enfermedad y dar las gracias a todos los que se han preocupado por ella en este tiempo. En el vídeo dice que Simón es un mucuchíes, raza autóctona de Venezuela declarada nacional porque a ella pertenecía Nevado, el perro de origen andino que acompañó a Simón Bolívar hasta que murió en la batalla de Carabobo.
Mientras lo presenta, el cachorro juega y muerde todo lo que tiene delante que, en su caso, es el pelo de la presidenta. Ella, muy seria, conmina al animal: “no, con el pelo no, que rompemos relaciones con Venezuela”. Al verlo, no he podido evitar imaginarme un conflicto diplomático con Gibraltar en esos términos. ¿A qué espera García Margallo para regalar un cerdo ibérico, orgullo del ecosistema patrio, al ministro principal de Gibraltar, Fabián Picardo? Ya sé que es mucho más mono y fotogénico el perrito de lanas pero un lechoncito también tiene su poesía y no estoy pensando precisamente en la que le echa algún célebre mesón segoviano. La otra opción nacional es el lince ibérico pero para eso habría que mandarle al ministro Wert, verdadero lince en extinción del gobierno Rajoy.
La cuestión es adiestrar al lechón para que haga las delicias de los “llanitos” en nombre de la nación española. Nosotros no podemos presumir de que Pizarro o Hernán Cortés llevaran a su lado un cerdito de mascota porque aún no se conocía en el Nuevo Mundo la afición de George Clooney por los cerdos vietnamitas. Y, sobre todo, porque dadas las travesías del Atlántico, se lo hubieran comido mucho antes de tocar tierra.
Pero sí podemos ver a un cerdito rechonchete y guarrindongo campar por el Peñón recordando a todos que ese territorio es español. Y, si de paso, rezonga en el despacho de Picardo con los colores patrios, habrá que ir pensando en que sea el primer español de cuatro patas en recibir la Gran Cruz de Isabel la Católica.