Artur Mas es el Willy Fog del independentismo. Primero visitó Israel, quien tanto sufre para mantenerse como nación con Irán clamando por su destrucción. Allí hizo un amago de comparación entre el sufrimiento del Holocausto y el catalán, algo que los judíos –y las gentes de bien- tendrán que perdonarle atribuyéndoselo a una pasión que le consume y que se ve cercenada por el “yugo” español. España no es Irán ni los españoles que se resisten a ver amputada su patria son generales de las SS. Lo siento, Artur. Tampoco él es Golda Meir ni Isaac Rabin, aunque se sienta una víctima de los enemigos de la “nació catalana”.
En ese viaje obligó a cambiar el fondo del salón que habían dispuesto los expertos en protocolo del gobierno israelí para la foto. No cayeron, ¡angelitos! que la bandera española afea el perfil bueno de Mas. Él solo se ve favorecido por la catalana. La otra actúa como la capa de Harry Potter: le otorga invisibilidad. Los de protocolo solo actuaron como dicen los manuales: en la visita de un ciudadano de otro país, deben figurar las banderas de Israel y la del país invitado. O sea, España, para urticaria del “honorable president”.
Ahora está de viaje en India, que nació cuando rompió su dependencia con el Imperio de su Graciosa Majestad. Allí ha homenajeado a Gandhi de quien, probablemente, se sienta su seguro seguidor. Confieso que estoy expectante por ver a Artur con unas ropitas blancas de lino y sandalias aunque me temo que los fastos y corte con los que viaja son incompatibles con la austeridad del líder hindú. Tomemos su discurso pero no su ejemplo.
La siguiente parada espero que sea Madagascar, Sri Lanka o Malta, aunque estoy deseando que pase por Sicilia y recuerde la conquista de Garibaldi después de siglos de pertenencia al reino de Aragón y, después, a los Borbones españoles. Sería todo un gesto que su periplo internacional rindiera honores a los territorios que un día fueron tomados por tropas catalanas contra la voluntad de sus moradores por puro interés estratégico y que ahora no añoran en absoluto sus lazos con el Principado.