“¿Lo de la roja con rizos en busca de neurona es normal?” Si yo empezara así mi comentario de hoy sin comillas y sin la explicación adicional que incluyo a continuación, más de uno me reprocharía el tono faltón y la relación entre tener rizos y necesitar más desarrollo neuronal o ser roja y faltarle un hervor.
No lo hago ni lo haré. Sé que no es lo mismo un comentario en Twitter y una columna pero las referencias pueden ser distintas en la forma y similares en el fondo.
La frase con la que inicio esta columna parafrasea una publicada ayer en Twitter por Carmen Ninet. Dijo la diputada del PSPV en Les Corts: “¿Lo de la rubia pepera en busca de neurona es normal?”. Se refería a la presentadora de RTVE que conducía el programa de la Lotería Nacional. Es verdad que en las redes sociales se dicen muchas cosas de rápido consumo. Yo misma me cebo con determinados personajes con cierta fruición. Sin embargo, lo preocupante no es la crítica feroz, que entra dentro de lo posible e incluso lo deseable en la vida pública, y que todos podemos ejercer y los que tenemos imagen pública debemos aceptar.
Lo malo no es lo que dice sino lo que demuestra diciéndolo. No me parece mal que la llame “pepera” ni que cuestione su capacidad o su forma de llevar el programa. El problema es la unión de la condición rubia y la falta de neuronas. ¿Habría dicho lo mismo si fuera morena? ¿Habría apelado a su físico si hubiese sido hombre quien presentara el espacio televisivo? No lo sabremos pero el tuit, tal como está escrito, da que pensar, sobre todo, tratándose de una mujer que presume de feminista. No sé si su intención fue esa, pero el comentario adolece de cierto tono machista porque refuerza el estereotipo de rubia tonta. De todos modos tiene mala solución: si deja la cosa es “pepera tonta” acusamos a los votantes del PP de idiotas y además a la profesional de TVE, de manipulada. Lo segundo no tiene importancia, aunque sea injusto para muchos; lo primero demuestra poco talante democrático. En definitiva, algunos podrían morderse las yemas de los dedos antes de teclear tonterías desde su posición política.