Los de ETA me recuerdan a esos niños que aceptan la bronca después de una trastada y terminan con la coletilla “pero él empezó primero”. Parece que entienden que se han comportado mal pero acaban poniéndolo en duda cuando sugieren que la culpa era de otro. “Sí, lo hice mal pero…” Cuando hay un “pero”, malo. No es un perdón completo y profundo.
En el caso de ETA no está mal que acepte, por primera vez, haber causado daño, pero utilizar esa inquietante fórmula de “reconocemos con toda sinceridad el sufrimiento y daño multilateral generados” invita a sospechar, como han anunciado voces de las asociaciones de víctimas, que todo prepara el camino para cierto desarme y, con él, su total incorporación a la vida política.
La esperanza que sugiere ese “con toda sinceridad” que apunta el comunicado al principio de la frase, queda oscurecida con el “multilateral” que apellida el daño causado. Si fuéramos de interpretación bondadosa diríamos que se refiere a que, con sus acciones, han dañado también al País Vasco, a su democracia, a su propia causa y a sus congéneres. Es decir, a ellos mismos. Sin embargo, conociendo el paño es difícil quedarse en eso y más bien toca apuntar que han formado parte de un conflicto con otras partes causantes de daños. En una palabra, lo que se han ocupado de decir cada vez que han tenido ocasión, que lo suyo era un enfrentamiento de iguales en el que las Fuerzas de Seguridad hacían el papel del “otro bando” cuando lo que hacían era repeler el ataque de unos asesinos que se autojustificaban con ofensas previas.
Lo malo de estos gestos es que dejan sabor agridulce porque las víctimas –los perjudicados por ETA directamente y todos los ciudadanos indirectamente- siempre quedan con la sensación de que no hay recomposición completa. Que queda un rescoldo de autocomplacencia imposible de borrar.
Lo bueno, en cambio, es la convicción de que ETA se sabe derrotada y entiende que no tiene otro camino para salir del atolladero que aceptar, incluso, esa contrición impuesta. Como el niño obligado a pedir perdón, dice por lo bajini “multilateral” para evitar la colleja.