Cada cierto tiempo me llama la compañía de telefonía móvil con la que tengo contratado el terminal para ofrecerme uno nuevo. No suelo hacerle caso porque me presentan todos menos el que quisiera: un iPhone. Al parecer mi factura no es tan alta como para regalármelo. Es lo contrario a lo que sucede en la Diputación. A los diputados, les acaban de traer los Reyes Magos el último modelo de Cupertino. Pero no hubo ningún misterio. Nadie se dedicó a ocultar los móviles por los despachos para que los diputados los encontraran en la mañana de Reyes ni dejó paja en la puerta de la Diputación para los camellos. Simplemente dieron uno a cada uno y ni siquiera les pidieron los anteriores.
Se justifica la institución alegando que los nuevos aparatos son regalados por la compañía telefónica dado el volumen de gasto. No me parece mal, aunque ¿dónde he oído yo que suena raro aceptar regalos de una empresa? Seguro que a algún recalcitrante de la oposición. A lo que iba. Lo que evita un gasto mayor –la compra de terminales- es el que se hace usando el móvil. La Diputación justifica así que tengan uno de los aparatos más caros del mercado, algo absolutamente innecesario y cuestionable. ¿Por qué necesita esa explicación? Porque somos nosotros quienes los pagamos.
Y ahí está el quid de la cuestión. No solo pagamos la compra de un teléfono sino sus facturas. Esas tan enormes que justifican el regalo de decenas de iPhone a 700 euros el cacharrito. Por eso a quienes la Diputación debería regalarnos un móvil por Navidad es a quienes pagamos el consumo: los ciudadanos. Ninguna compañía de móvil regala un teléfono al niño que lo usa, sino a sus papás que pagan religiosamente la factura.
Así, resulta extravagante, por decirlo fino, que permitan a sus señorías quedarse con los teléfonos. Lo que deberían hacer es sortearlos entre quienes pagamos impuestos. Son nuestros. No son ni de los diputados ni de la Diputación. No pueden disponer de ellos con esa libertad. No hemos firmado la cesión de nuestros bienes a esos señores, que yo sepa. Lo único que aceptaría como alternativa es que los regalen a alguna ONG. Lo único.