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María José Pou

iPou 3.0

La primera división

Espero que esta vez no haya ni foto de las Azores ni foto con la familia Adams. Quiero a Rajoy con Obama en serio. Sin “selfies” ni recuerdos para casa. Su visita es la de un jefe de gobierno, no la de unos vecinos amables que llevan magdalenas y que les piden una imagen para presumir de tener amigos famosos.

El trato que Obama ha dispensado a Rajoy hasta el momento es correcto y, con el estilo desenfadado del norteamericano, amable. Sin embargo, no ha llamado a Rajoy cuando las cosas han ido mal con el euro. Obama llama a Merkel, a Draghi, a Cameron y –antes- a Sarkozy. Hollande tampoco está como para mucha reunión de trabajo.

El error de Aznar no debe ser repetido por su sucesor en el PP. Se equivocó al creer que ocupaba el espacio de los grandes líderes europeos. No fue así. Perdió el sentido de la realidad. Simplemente fue un país europeo dispuesto a apoyar a Bush en su aventura bélica. De primera división, sin duda, pero a muchos puntos del Barça y el Real Madrid. Ése es el lugar de Reino Unido, Francia o Alemania. España no está en segunda división pero tampoco compite con los grandes.

Sin embargo eso no debería acomplejarnos. La virtud de Rajoy, aun con todo, es su capacidad para hacer oídos sordos a esas críticas que hunden al sensible. Él tiene claro dónde va e ignora los mensajes desmoralizantes, una cualidad excepcional si sabe dónde va pero inquietante si no es así.

En el plano internacional, Rajoy no se desmelena. No le interesa potenciarlo excepto para afianzar su imagen de eficacia en la salida de la crisis. Eso significa que no va a evadirse de los problemas locales disfrutando de su éxito en el extranjero. Es un alivio. La tentación es grande. Fuera le dicen lo bien que va todo; dentro, que lo sufrimos, le decimos que no y que no. Otros antes que él han vivido ese fenómeno de la Moncloa que impele a creerse Carlomagno recorriendo el mundo en nombre de Europa. Sería una bendición que no se repitiera el patrón y mucho menos cuando lo urgente lo tiene en casa. Con Letta desaparecido y Hollande, entretenido, la imagen de seriedad nos favorece en una Europa alicaída.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.