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María José Pou

iPou 3.0

La señora de Hollande

Lo privado se resuelve en privado. Le doy toda la razón. Sobre todo sabiendo que las autoridades nos espían alegando que nuestras cosas privadas son de interés público. Lo privado de los ciudadanos es público pero lo privado de los políticos ha de mantenerse bajo llave.

Conste que me tiene sin cuidado si un hombre tan soso como Hollande se lía con una modelo, con un guardia civil o con una catedrática de Paleontología en Yale. Si fuera George Clooney me sentiría afectada por alusiones, pero en el presidente francés no tengo el más mínimo interés personal. Ahora bien, una cosa es su vida sexual, irrelevante, y otra, muy distinta, cómo lo privado puede afectar a lo público.

Sobre eso hay dos cuestiones importantes: si su vida particular se financia con dinero de todos y si aquella afecta de algún modo a su gestión política. En el primer caso se encuentra esa duda que tienen algunos franceses, aunque la mayoría (un 70%) declare estar de acuerdo con que la vida privada es privada. Me refiero a quién es hoy por hoy la compañera de Hollande. Alguno lo plantea en términos dramáticos y yo diría que impropios: ¿quién es la primera dama? Digo impropios porque un affaire no puede elevarse a la categoría de primera dama por mucho que se quieran los tortolitos. Entiendo que aceptemos como primera dama a una señora que convive con el presidente. Exigir los papeles matrimoniales en estos tiempos parecería demasiado rancio, como si de esas bodas antiguas se tratara en la que una no podía llevar al último ligue como invitado pero sí al novio formal. Sin embargo, una cosa es que sea su pareja aunque no haya formalización del vínculo y otra que sea una señora con la que mantiene una relación sin consolidación.

El otro asunto es la interferencia en la vida pública. Comprendo que no somos nadie para meter las narices en su alcoba pero eso de entrar con sigilo en un apartamento evitando ser reconocido y localizado por la “legítima” tiene que perturbar. No sé si es compatible la clandestinidad amorosa con la serenidad que se le exige a un dirigente pero yo preferiría que viviera más en la armonía y la estabilidad.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.