La demostración de que ETA está fuera de la realidad es que ha publicado un comunicado en el día en el que todos los ojos están puestos en el paseíllo de la infanta Cristina en Palma. A estas alturas, el mensaje solo puede tener un receptor interno antes que externo pues, fuera del contexto abertzale, no hay más que una noticia esperada sobre ETA o, como dicen en su comunicado, una “aportación significativa al proceso de paz”. Esa aportación es su disolución. Es la mejor contribución que los extremistas vascos pueden hacer a la normalización de la vida en el País Vasco y en todo el Estado.

Por eso poco importa que prometan, que anuncien y que sigan con su cantinela que ya nadie escucha excepto en su entorno. La serpiente está agonizante y lo único que se necesita es el hachazo definitivo. Sin paños calientes ni pactos de ningún tipo por mucho que digan que ETA está dispuesta a dialogar sobre cuestiones que le atañen y sobre las “consecuencias del conflicto”. La consecuencia más evidente de la existencia de ETA es el listado de víctimas y sobre eso solo cabe una palabra de los terroristas que es “perdón”.

Todo lo demás resbala en la sociedad española, lo que quizás es un riesgo en si mismo pues no atendemos al resto y eso, tal vez, sirve de coartada para que algunos pacten pasos suaves hacia una paz negociada.

Al margen de eso, lo que hoy nos preocupa es la clarificación del caso Nóos para el que no está claro que sea necesario el espectáculo de la infanta sentada ante el juez. Quizás es necesario para calmar la irritación que ha producido entre los españoles conocer los presuntos manejos del yerno del rey pero poco más. Hoy ya tenemos la imagen que algunos necesitaban. Lo que importa de verdad no es una foto ni un linchamiento verbal a las puertas de un juzgado sino datos, pruebas y reconstrucción fidedigna de lo sucedido, atribución de responsabilidades y devolución de lo público que haya ido a parar a bolsillos privados. Unos linchamientos por cierto que no solemos ver en la Audiencia Nacional cuando declaran etarras y eso que nos han robado la vida, la paz y la convivencia durante décadas.