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María José Pou

iPou 3.0

València d’Àneu

Ahora que el presidente Fabra ha pedido a la oposición que se aferre a la senyera o a la quatribarrada, el PSPV ha escogido la tercera vía: se agarra a la bandera pirenaica. Al menos eso parece si tenemos en cuenta la pregunta que ha hecho en el Congreso sobre las inversiones en el castillo de València d’Àneu. Quizás no le suene. No se torture. Es normal. No es fácil incluirla en el imaginario de intereses valencianos salvo que prolongue los límites de la provincia de Valencia más allá de la terreta, en concreto, hasta los Pirineos. Yo no solía hacerlo hasta ahora, pero desde que sé que el PSPV tiene tan buen alma y tal mal geógrafo, he decidido apoyar la petición de explicaciones al gobierno central. ¡Tots som València d’Àneu!

No sé por qué algunos han puesto el grito en el cielo. A mí no me parece tan mal. Si TV3 da el tiempo de Cataluña incluyendo la Comunidad Valenciana y la Generalitat catalana menciona las Fallas entre las fiestas del fuego -valencianas pero en su web- no veo motivo para no incluir Lleida entre las preocupaciones arqueológicas del PSPV. Es así de global, de destino en lo universal, de abierto de mente y de sensibilidad cultural más allá de las fronteras. ¿Quién dijo que había límites en cuanto a patrimonio y arte se refiere? Preocupémonos por todas las Valencias que en el mundo existen. Sin ir más lejos sugiero a los socialistas valencianos que exijan al gobierno información sobre las inversiones en el Fuerte de San Vicente, a 5 quilómetros de Nirgua, no muy lejos de la Valencia venezolana? Si el castillo leridano les quita el sueño, en mi caso lo hacen las fortalezas españolas en el Nuevo Mundo bajo la advocación de nuestro santo patrón.

Es más, puestos a buscar información sobre todo lo que lleve el nombre del Cap i Casal, propongo que el Congreso sepa cuál es la opinión de Wert sobre todas las valencias. Y cuando digo todas, digo todas: las del hidrógeno, el litio, el berilio, el sodio, el magnesio, el potasio, el calcio… y así hasta terminar la tabla periódica. Es el aquelarre que necesita el PSPV para saber que el gobierno no deja de su mano ni a un solo electrón.

Socarronería valenciana de última generación

Sobre el autor

Divide su tiempo entre las columnas para el periódico, las clases y la investigación en la universidad y el estudio de cualquier cosa poco útil pero apasionante. El resto del tiempo lo dedica a la cocina y al voluntariado con protectoras de animales.


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