Si hay algo que envidio de las falleras es poder desfilar en la Ofrenda. Hay muchos actos entrañables, divertidos, emocionantes y alegres en las Fallas pero la Ofrenda es, sin duda, uno de los más queridos por todos los falleros. Y, sobre todo, por las falleras. Lo dice una que lo fue durante unos años infantiles en los que dolían los zapatos, los ganchos de los moños y el plantón de entonces. Sin embargo, ese momento en el que entraba en la plaza de la Virgen y sabía que allí estaba la Maredeueta esperando mi ramo me hacía olvidar todo lo demás. Por entonces no estaba el armatoste que hoy representa a la Virgen sino únicamente el tapiz en la fachada, pero daba igual. No la veíamos pero la sentíamos de todos modos. Y emocionaba. Como lo sigue haciendo a tantas falleras que cruzan la plaza con lágrimas en los ojos. Pocos momentos son tan fuertes para una fallera.
Por eso no me extraña que la Junta Central Fallera haya decidido invitar a la Ofrenda de este año a todas las que fueron falleras mayores e infantiles de Valencia y sus cortes de honor con motivo de su 75º aniversario. Es una iniciativa feliz que alegrará en el alma a muchas valencianas hoy apartadas de la vida “activa” pero con el corazón en la plaza de la Virgen cada 17 y 18 de marzo.
Se puede optar por el “retiro” mundano pero los falleros de raza lo son con carácter vitalicio aunque no ejerzan. Y celebrarán poder acudir, aunque sean mayores, aunque la artrosis les venza, aunque tengan que llevarlas en silla de ruedas o las cataratas les impidan ver con nitidez el rostro de la Geperudeta. Es una magnífica forma de celebrar el aniversario de la JCF. El problema –como ocurre siempre con la Virgen- es que otras se queden sin desfilar. Las que lo fueron en cada falla. Si así se hiciera, sería interminable, pero sucede lo mismo con el pasamanos anual que se celebra en la Basílica. Pocos valencianos quieren quedarse sin acudir. Y cada año hay más. Sé que la medida de la JCF, además, es excepcional pero abre la puerta a una posibilidad que sería muy bien acogida por el mundo fallero. Y por muchos valencianos devotos de su Mare de Déu.