La pregunta era obligada y no por pura especulación ni porque haya quien esté lanzando su nombre no sé si para quemar a otros o para reducir sus posibilidades. La pregunta se la hicieron ayer a la consellera de Educación durante su intervención en el Fórum Europa: ¿puede ser la alternativa de Alberto Fabra?

Es cierto que Mª José Catalá es uno de los nombres que más suenan para sustituir al líder del PPCV si fuera necesario y también es uno de los puntales más sólidos de su gobierno lo que, en estos momentos, no es decir mucho pero es decir bastante.

Ella respondió lo que debía, lo que exige la lealtad y lo que requiere el juego de equipo: lo importante ahora es el partido y su reto ante las elecciones europeas. Sus palabras, además, coincidieron casi en el tiempo con las del propio presidente defendiendo que los diputados estén libres de causas con la Justicia y, aunque lo diga pero no lo consiga, es un horizonte imprescindible para el PP valenciano. Los imputados son un lastre para cualquier partido. Son como un ancla que los amarra al fondo y les impide moverse.

Sin embargo, no es el horizonte final al que deberían aspirar los populares en la Comunitat. Después de todo lo que hemos visto, lo que hemos intuido -que es peor- e incluso lo que hemos sabido en las últimas horas, no pueden simplemente maquillarse con la intención de disimular las manchas y arrugas en la piel. Requieren un lifting. Un cambio en profundidad. Una renovación generacional. Lo interesante de la “promoción” de Catalá es ese salto cualitativo. No me refiero a olvidar a las “viejas glorias” ni hacer caso omiso de su experiencia. Sin duda en cualquier organización son un tesoro. Pero también son recuerdo de una etapa que necesita tiempo; de momento, las sombras tienen más presencia que las luces. Recuperar la credibilidad pasa por apartar de verdad toda sospecha –y sospechosos- de la primera fila y dejar que otra generación, más joven y sin vinculaciones con los casos abiertos, adquiera protagonismo. Cualquier otra solución se quedará a medias. O el partido ofrece otra cara y otras caras o le costará años salir a flote.