Lo de Rajoy con los seres voladores da que pensar. Primero fue un helicóptero y, ahora, un Falcon del ejército español. Lo suyo no es “volare volare nel blu dipinto di blu”. Su cielo es inestable y, al parecer, todo lo que vuela le tiene manía. No quiero ni pensar qué sucedería si decidiera hacer turismo espacial o si se aficionara un día a la cetrería.

Es verdad que el Falcon subió y bajó de forma gradual, o sea, controlada por el piloto, porque solo sufrió una avería. Lo del helicóptero fue mucho peor porque se vino abajo sin previo aviso y sin poder evitarlo. Aquello pudo ser una catástrofe e incluso la trama de una novela de intrigas de partido, pues junto a Rajoy iba Esperanza Aguirre. Y ambos salieron indemnes. Mala hierba, dijeron algunos. Cuánta envidia.

Lo cierto es que la gran dama de la derecha madrileña, a la par que española, también es un icono de los sucesos al límite; no solo sobrevivió al desplome del helicóptero con Mariano sino que salió indemne –si puede decirse eso llevando calcetines y tacones- de un terrible atentado en un hotel de Bombay.

Por eso me extraña que no hayan circulado teorías de esas tan ocurrentes que gustan a algunos referidas a pactos diabólicos, pócimas secretas o fórmulas cabalísticas de conocimiento exclusivo de iniciados y grandes maestres. Con Zapatero se difundieron divertidas historias sobre sus tratos con Lucifer para conseguir ganar la secretaría general del partido, primero, y las elecciones generales de 2004, después. La justificación -como siempre en estas cosas- tenía elementos de realidad, por eso resultaba creíble. Ambas elecciones supusieron una cierta sorpresa, incluso para el interesado según algunos. Ese “vuelco” es, al parecer, a lo que se agarran los críticos para ratificar el olor a azufre.

Con Rajoy, muchos podrían fabricar una historia similar a cuenta de sus milagrosos percances aeronáuticos. ¿Tiene poderes? ¿Tiene un ángel de la guarda tamaño gorila de discoteca? ¿Por qué Rajoy se salva de bichos que no vuelan? ¿Qué pasa en la aviación institucional? Ya lo imagino. Será una profecía nacional: remontarás el vuelo con dolor.